viernes, 4 de diciembre de 2020

El libro que 'predijo' la creación de un virus en Wuhan

En los ojos de la oscuridad", una novela de terror y suspense escrita por Dean Koontz (Pensilvania, 1945), best-seller lo publicó originalmente ("The Eyes of Darkness") con el seudónimo Leigh Nichols. El libro pasó desapercibido cuando se publicó en 1981 y está descatalogado. Ha acaparado la atención en los últimos días cuarenta años después de su publicación por haber anticipado la pandemia del coronavirus.

Dean Koontz habla de un virus creado en varios laboratorios militares por parte del Partido Comunista Chino. La novela, publicada en España por Plaza&Janes en 1991, se sitúa «en torno al año 2020», el laboratorio está ubicado en la ciudad china Wuhan, el virus estaba diseñado para ser utilizado como armamento biológico en caso de guerra, que afecta sólo a los humanos. Precisamente una de las teorías que han surgido en torno al nacimiento del coronavirus es que el virus podría provenir de unos laboratorios de máxima seguridad situados en la ciudad de Wuhan, aunque todavía se desconoce su origen.

De pronto las ventas de un viejo libro del best seller estadounidense Dean Koontz, se dispararon: en eBay se lo promocionó con el cartel “hot” y en Amazon una edición firmada se cotizó a USD 1.500.



 


Las alusiones a la pandemia del COVID-19 aparecen en el capítulo 39 y forman parte de una trama secundaria de la historia.


“La llaman ‘Wuhan-400’ porque fue desarrollada en unos laboratorios de manipulación genética en las afueras de la ciudad de Wuhan y resultó la cepa viable número 400 de los microorganismos de factura humana que se crean en ese centro de investigación”.

El primero que lo advirtió fue Nick Hinton, un californiano autor de podcasts que publicó en su cuenta de Twitter a mediados de febrero: “¡Una novela de Dean Koontz escrita en 1981 predijo el brote de coronavirus!". La reacción fue equivalente a acercar una chispa a un depósito de pólvora.


..."Para entender esto, dijo Dombey, debes retroceder un año. Fue por entonces cuando un científico chino llamado Li Chen escapó a los Estados Unidos llevando consigo un diskette con información sobre el arma biológica más importante y peligrosa en una década. Se llama Wuhan-400,

porque se desarrolló en el laboratorio que está en las afueras de la ciudad de Wuhan y fue una de la número 400 entre las cepas viables de microorganismos humanos que crearon allí..."


Otros usuarios de la red y de Facebook comenzaron a repetir la información, con la misma edición marcada en fluorescente naranja. Pronto algunos engordaron la realidad con “una página adicional que menciona el año 2020 y el brote de ‘una enfermedad grave similar a la neumonía’”, informó Reuters. El texto completo que comenzó a circular decía:

“Alrededor de 2020 una enfermedad grave similar a la neumonía se esparcirá por el planeta, atacará los pulmones y los bronquios y será resistente todos los tratamientos conocidos. Casi más desconcertante que la enfermedad en sí será el hecho de que se desvanecerá de pronto, tan velozmente como llegó, para atacar una vez más diez años más tarde, y entonces desaparecer completamente.”

Sin embargo, esa página no pertenece a The Eyes of Darkness, sino a End Of Days: Predictions and prophecies about the end of the world (Fin de los días: predicciones y profecías sobre el fin del mundo), un libro de profecías que en 2008 publicó la estadounidense Sylvia Browne (1936-2013), quien asegura tener poderes de adivinación, en su libro describe una enfermedad grave similar a la neumonía que se extenderá por todo el mundo, afectando los pulmones y los bronquios y resistiendo todos los métodos de tratamiento conocidos. 

Por desgracia, esta escritora murió (predijo su propia muerte a los 88, errando por 11 años, ya que falleció a los 77 años) y no podrá saber si acertó en su premonición, y si se considera que acertó, fue pura casualidad. 

Eso no quita mérito a la aguda mirada de Koontz —el único escritor que llegó al número uno de la lista de best-sellers de The New York Times con 14 libros— al elegir Wuhan, de todas las ciudades posibles en China. Pero las diferencias entre el Wuhan-400 y el Covid-19 son muchas:

La “tasa de aniquilación” del Wuhan-400, que el escritor estadounidense ubicó en 100 por ciento. El microorganismo de diseño causa la secreción de “una toxina que literalmente se come el tejido del cerebro”, lo cual destruye todas las funciones del cuerpo. “La víctima simplemente de tener pulso, órganos que funcionen o la urgencia de respirar”, imaginó Koontz. “Una vez infectadas, las personas no viven más de 24 horas. La mayoría muere en 12 horas″.

El Covid-19, como se llama el síndrome que causa el SARS-CoV-2, podría tener una tasa de mortalidad de alrededor del 1,2% —lo cual es el doble que la gripe, es decir, mucho— y que podría llegar al 2% o un poco más. Los síntomas son fiebre, tos seca, falta de aire y otras dificultades para respirar. Hay también casos suaves que parecen un resfriado; sólo los graves pueden causar una neumonía que lleve a la enfermedad respiratoria grave, la fallo renal y la muerte.



“En la novela, Wuhan-400 se describe como ‘infinitamente peor’ que el ébola, pero el Covid-19 es menos amenazador que el ébola”, precisó Reuters. “Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la tasa de mortalidad promedio del ébola ronda el 50%, mientras que en casos de brotes específicos ha variado entre 25% y 90 por ciento. La tasa de mortalidad del nuevo coronavirus fue de entre el 2% y el 4% dentro de Wuhan y del 0,7% fuera de Wuhan”.

El periodo de incubación del Wuhan-400 es brevísimo: “Sólo cuatro horas”, imaginó el autor de terror y suspenso preferido de los estadounidenses. El nuevo coronavirus, en cambio, tarda entre uno y 14 días, con un promedio de cinco en estadísticas de la OMS.

Entre las diferencias se destacan que no existen pruebas de que el nuevo coronavirus haya salido de un laboratorio biológico, aunque en Wuhan hay uno, sino que las autoridades chinas rastrearon el origen del virus hasta un mercado de la ciudad que vendía animales exóticos para consumo humano.

Y lo más destacable: cuando salió la edición original de The Eyes of Darkness, en 1981, la Guerra Fría estaba en pleno, con Ronald Reagan en la presidencia de los Estados Unidos, y por eso Koontz no ubicó en China la ciudad donde se había creado el virus letal, sino en la Unión Soviética. El virus se llamaba Gorki-400 y era "el arma biológica más importante y peligrosa de la URSS en una década”. Pero en 1989, ante la caída del muro de Berlín, la edición definitiva salió con Wuhan-400. Y también con el nombre de Koontz como autor: la anterior había sido firmada con su seudónimo Leigh NIchols.


Los personajes del libro cuentan que el fin del Wuhan-400 era “borrar del mapa una ciudad o un país” sin necesidad de “descontaminación costosa” posterior. “Wuhan-400 es un arma perfecta. Sólo afecta a los seres humanos. Ninguna otra criatura viviente puede tenerla. Y como la sífilis, no puede sobrevivir fuera del cuerpo humano por más de un minuto, lo cual significa que no puede contaminar permanentemente objetos o lugares enteros como el ántrax y otros microorganismos virulentos”.

Se describe el mecanismo de acción: “El virus migra al tallo encefálico, y allí comienza a secretar una toxina que literalmente se come el tejido cerebral como el ácido de la batería disuelve la estopa. Destruye la parte del cerebro que controla todas las funciones automáticas del cuerpo”.


Dean R. Kootz no es el único que anticipó el coronavirus. En 1978, Stephen King publicó una novela, 'Apocalipsis', en la que la humanidad se extinguía por un aparentemente ridículo catarro.


En la edición del 1981 de The Eyes of Darkness, esta arma biológica se denominó Gorki-400, en referencia a una localidad rusa. El nombre del arma fue cambiado a Wuhan-400 cuando el libro fue reeditado en 1989, según el South China Morning Post, aunque no sabemos por qué se cambió de la ciudad rusa de Gorki a la ciudad china de Wuhan. Sin embargo, Wuhan ni siquiera fue mencionado originalmente en The Eyes of Darkness y que fue creado por los rusos y emergió de la ciudad de Gorki. Posiblemente, la editorial quitó la referencia a la Guerra Fría.

Sea como fuere, esta pandemia no tiene la mortalidad que tenía el virus en la novela y que la población está reaccionando de una forma colaborativa, que nos enseña que en los periodos de dificultad estamos unidos y aportando todos y cada uno de nosotros lo mejor, debiendo continuar con aislamiento domiciliario y distanciamiento social hasta que la autoridad sanitaria lo disponga.

Según el The New York Times, Singapur, Taiwán y Hong Kong ofrecen estrategias exitosas, al menos hasta ahora, para combatir una pandemia. ¿Nos preguntamos por qué en Europa y en Estados Unidos no podemos hacerlo? Porque hemos ido detrás de y no delante de. Posiblemente, la experiencia de los sistemas de vigilancia en Singapur, Taiwán y Hong Kong construidos durante años después de que no lograron detener otro brote peligroso, el SARS, hace 17 años. Estados Unidos disolvió su unidad de respuesta a pandemias en 2018. No se debe de bajar la guardia y la anticipación en el sistema de vigilancia es clave. 

 

Transcripción del libro "Los ojos de la oscuridad" edición de 1.981 

"Capítulo 38

....-¿Y por qué se encuentra en una cámara de aislamiento? ¿Está enfermo?

- Ahora no -repuso Dombey

, que se detuvo ante la puerta, vuelto hacia ellos, con una evidente turbación ante lo que debía contarles-.  Ahora mismo está al borde de la muerte por inanición a causa del tiempo que lleva sin poder retener ninguna comida en el estómago.  Pero no es ninguna enfermedad infecciosa.  Ha padecido varias infecciones, una y otra vez; pero no en este momento.  Tiene una enfermedad única, una enfermedad artificial creada en el laboratorio.  Es la única persona que ha sobrevivido a la misma.  Posee un anticuerpo natural en la sangre que le ayuda a  combatir a ese virus particular, aunque sea de tipo artificial....

Durante casi dos meses, han estado reinfectando al chico, una y otra vez, intentando que el virus le destruya, para descubrir cuántas veces vencía hasta que el virus, finalmente, acabe con él.  Verá no existe una inmunidad permanente contra esta enfermedad.  Se parece a las anginas o al resfriado común o al cáncer,...., porque lo puedes coger una y otra vez, si eres lo bastante afortunado - o desgraciado - de vencerlo la primera vez.  Hoy, ha conseguido su decimicuarta victoria.  Aunque cada vez vence el virus con mayor rapidez.  Sin embargo, cada victoria le agota.  La enfermedad le está matando, aunque sea de manera indirecta.  Le está matando al quitarle las fuerzas...


Capítulo 39

...un científico ruso llamado Iliá Papáropov desertó a Estados Unidos, y trajo consigo un expediente en microfile de las más importante y peligrosa nueva arma biológica soviética de la última década.  Los rusos la denominaban Gorki-400. porque la habían desarrollado en sus laboratorios de investigación del ADN, situados en las afueras de Gorki, y se trataba, además de la capa viable que hacía la número cuatrocientos de los organismos artificiales creados en dicho centro de investigaciones.

Gorki-400 es un arma perfecta.  Afecta sólo a los seres humanos.  Ninguna otra criatura viviente puede transportarla.  Y, al igual que la sífilis, Gorki-400 no puede sobrevivir fuera de un cuerpo humano vivo más allá de un minuto, lo ucal significa que no puede contaminar de manera permanente objetos o lugares completos, como sucede con el ántrax u otras bacterias virulentas.  Y cuando el huésped muere, el Gorki-400 perece con él escaso tiempo después, en cuanto la temperatura del cadáver desciende por debajo de los treinta grados.

....y el Gorki-400 tiene otras ventajas igualmente importante sobre la mayoría de los agentes biológicos.  Por una parte, uno se convierte en portador infecciosos sólo cuatro horas después de haber entrado en contacto con el virus.  Y ése es un extraordinaramente breve período de gestación.  Una vez infectado, ya no se vive más allá de veinticuatro horas.  La mayoría muere en sólo doce horas.  El índice de letalidad del Gorki-400 es del ciento por ciento.  Nadie puede sobrevivir.  Los rusos hicieron pruebas Dios sabe en cuántos presos políticos jamás pudieron encontrar un anticuerpo p un antibiótico que fuese efectivo contra el Gorki-400.  El virus emigra  al bulbo raquídeo, y desede allí comienza a  a segregar una toxina que, literalmente, se come todo el tejido cerebral, del mismo modo que le ácido de una batería disuelve la estopilla y así destruye la parte del cerebro que controla todas las funciones autónomas del cuerpo, la víctima, simplemente, deja de tener pulso, los órganos no le funcionan o ya no hay impulso respiratorio...."

Fuente https://www.eldiadecordoba.es, "Los ojos de la oscuridad"

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