viernes, 31 de marzo de 2017

La calidad nutricional del huevo blanco y moreno.

¿Huevo blanco o moreno?

El huevo es uno de los alimentos más completos y nutritivos que existen. Sus recomendaciones de consumo han variado en los últimos años y son ya muchas las investigaciones que confirman que consumir un huevo al día no aumenta el riesgo cardiovascular.

En la última edición del Curso de Nutrición de la UIMP (Universidad Internacional Menéndez Pelayo), se presentaron estudios relevantes sobre el consumo de huevos y su relación con la salud cardiovascular. Se concluyó que el consumo de un huevo diario no incrementa el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares en adultos sanos.

Uno de los aspectos que crea confusión sobre la calidad del huevo es el color de la cáscara.
En los últimos años, el consumo de los huevos de gallina blancos ha disminuido, dejando espacio a los de color más rojizo. Las diferencias nutricionales entre ambos tipos de huevos son muy escasas y no justifican la sustitución de los blancos por los morenos. El color de la cáscara del huevo depende simplemente de factores genéticos y viene determinado por la
raza a la que pertenezca la gallina.

El interior del huevo no cambia, con independencia de su color, ya que depende de la alimentación de la gallina.
Según el Instituto de Estudios del Huevo, entidad cuyo objetivo es promover la investigación y la divulgación del huevo como alimento y su adecuado manejo, esta discriminación alimentaria es una cuestión de preferencias, ya que no hay ninguna diferencia nutricional.


¿Por qué ya no encontramos huevos blancos en los supermercados?

Los españoles comemos una media de 204 huevos al año, o lo que es lo mismo, 13,1 kilos de este nutritivo alimento por persona ó 380.015 toneladas en el conjunto del país, según datos del Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente. Pero cuando acudimos al supermercado o a la tienda del barrio a comprarlos, ¿dónde están los tradicionales huevos blancos? Éstos prácticamente han desaparecido de los lineales de grandes superficies y de ultramarinos, que han sido copados por los morenos.

La explicación de productores y expertos en nutrición es sencilla. "Es una moda. El consumidor ha asociado el color del huevo oscuro con un origen más natural y, por tanto, con una mayor calidad, pero esto no tiene nada que ver", explica José Urbano, representante del sector en COAG Andalucía con más que quince años de experiencia.
"El color depende de la raza de la gallina y la que se usa ahora para grandes producciones en la Brown, que da pigmento a la cáscara del huevo", prosigue, al tiempo que recuerda que cuando no existían producciones industriales de huevos "había más colores diferentes y por eso ahora la gente relaciona el color con la calidad".
En este sentido, Javier García Pereda, licenciado en Ciencia y Tecnología de los Alimentos y profesor en la Universidad Pablo de Olavide en el área de Nutrición y Bromatología, es tajante. "El color de la cáscara no tiene que ver con el valor nutricional del huevo", afirma. De hecho, "la composición nutricional del blanco y del moreno es la misma", señala.
Y pone un ejemplo. "Muchos consumidores se fijan en el color de la yema como prueba de la calidad del producto. Sin embargo, ésta no depende más que de lo que quiera el productor, es decir, de cómo alimente al animal.

En Alemania no se da maíz a las gallinas porque gusta más la yema blanca, mientras que aquí la preferimos amarilla. Esto altera el pigmento pero no sus valores nutricionales", continúa.

Sobre este alimento, el experto quiere acabar con otro de los mitos que pesan sobre él. "Mucha gente piensa que comer huevo aumenta el colesterol y esto es totalmente falso porque este colesterol que contiene no lo podemos absorber", afirma. "Es mucho más dañino pasarse la tarde en el sofá", continúa.
Y es que se trata de un alimento muy nutritivo. Contiene lípidos, principalmente ácidos grasos monoinsaturados y poliinsaturados, beneficiosos para la salud cardiovascular; así como antioxidantes como el selenio, la vitamina E, o los carotenoides; ácido fólico y colina, necesarios para el organismo.

La Sociedad Española de Nutrición Comunitaria señala que «para un niño, persona de tamaño pequeño, o mediano, o inactiva, podría ser conveniente un consumo de tres a cuatro huevos por semana, mientras que una persona corpulenta, o físicamente activa, podría consumir hasta 7 huevos por semana» dentro de una dieta variada y equilibrada.

Si quieres más información aquí tienes un artículo muy interesante los siete interrogantes sobre el huevo que te gustaría despejar.


Receta de bizcocho casero


Ingredientes para 4 personas:

5 huevos categoría M (pequeños)
4 cucharadas rasas de polvo de estevia
175 - 200 grs (aproximadamente) de harina integral de espelta
5 cucharadas de aceite de oliva y otra cucharada para el fondo del molde
Ralladura de cáscara de naranja o mandarina
Una picza de gengibre molido
Una pizca de canela molida o las semillas de una vaina de vainilla
Media cucharadita de bicarbonato sódico


Elaboración:

Sacar los huevos del frigorífico para que estén a temperatura ambiente cuando empecemos a elaborar la masa del bizcocho.

Separamos las yemas de las claras y las batimos, las primeras hasta que queden con un color muy clarito junto con una cucharada de estevia, las segundas a punto de nieve con una pizca de sal y tres cucharadas de estevia.

A las yemas les añadimos las cinco cucharadas de aceite, el gengibre, la canela o las semillas de vainilla, la ralladura de naranja y el bicarbonato sódico.

A la mezcla anterior le añadimos las claras con movimientos envolventes.

Finalmente espolvoreamos la harina añadiéndola poco a poco con ayuda de una paleta de goma realizando también movimientos envolventes.

Precalentar el horno a 180ºC (calor arriba y abajo) y echamos la mezcla en un molde antiadherente de unos 20 cms de diámetro, le podemos poner en el fondo y las paredes la cucharada de aceite y espolvoreado con un poco de harina por todo el fondo y las paredes del molde.

Hornear durante 30 minutos.
Sacar del horno comprobando previamente que está echo pinchando en el centro con un palito de madera o de hacer brochetas, a de salir limpia.

Sacar del molde y dejar enfriar sobre una rejilla antes de consumir.


Fuente revista Eroski consumer, El mundo.

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