viernes, 14 de julio de 2017

¿Cómo sé si tengo intolerancia al gluten?

Algunos síntomas alertan de la pertinencia de acudir al médico para detectar la enfermedad celíaca o la sensibilidad al gluten no celíaca.


Los síntomas de la enfermedad celíaca y de la intolerancia al gluten (cuyo nombre correcto es sensibilidad al gluten no celíaca) se alivian de forma muy efectiva con una dieta sin gluten. Parece fácil y, quizá por ello, no son pocas las personas que, ante la duda de si son celíacas o no, eliminan el gluten de su alimentación sin consultar con un especialista. Sin embargo, es importante identificar de forma adecuada a las personas que padecen estas dolencias. La mera sospecha no basta: la dieta sin gluten no es fácil de seguir y puede ser desequilibrada sin un correcto asesoramiento sanitario. Para evitar imprudencias, el diagnóstico de la enfermedad celíaca y de la sensibilidad al gluten no celíaca deben realizarlo médicos acreditados, mientras que el asesoramiento alimentario debe correr a cargo de dietistas-nutricionistas.

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Aunque se estima que la enfermedad celíaca afecta a una de cada cien personas, hay muchos individuos no diagnosticados. Por eso cobra importancia saber qué síntomas nos deben motivar para ir al médico. Aunque la denominación "enfermedad celíaca" es la correcta, según apuntan tanto la Academia Europea de Alergia e Inmunología Clínica como la Organización Mundial de Alergia, en ocasiones se usa la acepción "intolerancia al gluten". Esta expresión también se ha empleado, de forma inapropiada, para hacer referencia a una nueva entidad llamada "sensibilidad al gluten no celíaca".


Problemas con el gluten, ¿qué síntomas nos deben alertar?
¿Qué síntomas indican que podemos padecer enfermedad celíaca? En 2009, el National Institute for Health and Care Excellence (NICE) publicó una rigurosa guía titulada 'Reconocimiento y
valoración de la enfermedad celíaca'. Se elaboró por un equipo multidisciplinar, en el que se incluyó a gastroenterólogos, dietistas-nutricionistas, inmunólogos y hasta a asociaciones de pacientes. La guía recomendó que los médicos ofrecieran al paciente la posibilidad de realizarse un test sanguíneo como primer paso para detectar la enfermedad celíaca, si este tenía familiares de primer grado (padres, hermanos o hijos) con la enfermedad o si sufrían alguna de las siguientes condiciones:

- Enfermedad tiroidea autoinmune.
- Dermatitis herpetiforme.
 -Síndrome del colon irritable.
- Diabetes tipo 1.

El test también debe proponerse, según la guía NICE, a quienes tengan alguno de los siguientes síntomas:
- Diarrea crónica o intermitente.
- Retraso en el desarrollo o falta de crecimiento (en niños).
- Síntomas gastrointestinales persistentes o inexplicables, como náuseas y vómitos.
- Fatiga prolongada ("estoy cansado todo el tiempo").
- Dolor abdominal recurrente, cólicos o distensión abdominal.
- Pérdida repentina o inesperada de peso.
- Anemia por deficiencia de hierro sin explicación, u otra anemia no especificada.

El test sanguíneo, además de confirmarse mediante una biopsia intestinal, debe realizarlo un médico acreditado y un laboratorio acreditado. Es decir, no tienen validez ciertos test disponibles en algunos puntos de venta.
Los "diagnósticos alternativos", como los denomina la Sociedad Británica de Gastroenterología, deben evitarse a toda costa, ya que la enfermedad celíaca es una dolencia con serias implicaciones para la salud y con una exclusión de por vida de los alimentos con gluten. El artículo 'Síndrome de intestino permeable, ¿otro timo dietético?' muestra un claro ejemplo de ello.

Cuando hay sospechas de enfermedad celíaca en bebés, es importante tener en cuenta que el test sanguíneo no debe hacerse, según la guía NICE, antes de que se haya incorporado el gluten en su dieta. 

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Diagnóstico de la enfermedad celíaca en adultos: mediante biopsia
El test sanguíneo no diagnostica la enfermedad. Si es resultado del test es positivo, el médico remitirá al paciente a un especialista en medicina gastrointestinal para que efectúe una biopsia intestinal, que, en la mayor parte de casos, confirmará o descartará la enfermedad celíaca. Así, el diagnóstico se debe ratificar mediante la biopsia intestinal, algo que no siempre se hace bien, según mostraron estudios publicados en 2011 y 2012.

Si las pruebas sanguíneas son negativas, pero el médico todavía sospecha (por los síntomas clínicos), se le aconseja que derive al paciente a un especialista en gastroenterología para que haga una evaluación adicional. Un resultado negativo en la prueba sanguínea significa que es poco probable que la enfermedad celíaca esté presente, pero no es imposible que lo esté (o que lo esté en un futuro).

En 2008, el Ministerio de Sanidad señaló que "la biopsia intestinal sigue siendo el patrón oro para establecer el diagnóstico". Es una afirmación que también han suscrito dos importantes guías clínicas, publicadas en febrero y en mayo de 2013 por sendas entidades de referencia: la Organización Mundial de Alergia y el Colegio Americano de Gastroenterología.


Diagnóstico de la enfermedad celíaca en niños: biopsia ¿sí o no?
Es posible que la biopsia no sea necesaria en menores de edad en determinados casos que siempre debe valorar el médico especialista en gastroenterología.
La dietista-nutricionista Maria Manera amplió este tema en el artículo 'Nuevos diagnósticos de la enfermedad celíaca', donde hizo referencia a la postura adoptada en 2012 por la Sociedad Europea de Gastroenterología, Hepatología y Nutrición (ESPGHAN). Una posición que suscribieron en octubre de 2013 dos entidades sanitarias británicas implicadas en la enfermedad celíaca (Arch Dis Child), pero que más tarde descartó la Sociedad Británica de Gastroenterología (Gut, 2014). El debate científico que existe al respecto ha quedado reflejado en posteriores investigaciones coordinadas por Guandalini (J Pediatr Gastroenterol Nutr, 2013) y Schirru (Eur J Gastroenterol Hepatol, 2014).



Diagnóstico de la sensibilidad al gluten no celíaca
Como se ha indicado, existe una nueva entidad, la "sensibilidad al gluten no celíaca", que en ocasiones se denomina, de forma inapropiada, "intolerancia al gluten", tal y como concluyó un consenso internacional recogido en la revista Gut, en enero de 2013.

Cuatro meses después, en mayo de 2013, el Colegio Americano de Gastroenterología (CAG), publicaba una guía clínica de referencia sobre los trastornos relacionados con el gluten, donde explicó que la sensibilidad al gluten no celíaca es una condición en la que los individuos, aunque no padecen enfermedad celíaca, presentan síntomas parecidos a los que provoca dicha dolencia cuando ingieren gluten. Tales síntomas son muy similares, y no es posible distinguir, tan solo en base a ellos, si la persona padece una u otra dolencia.

La sensibilidad al gluten no celíaca no parece tener una fuerte base hereditaria ni estar asociada a un mayor riesgo de trastornos autoinmunes o graves secuelas intestinales. El médico debe realizar diversas pruebas para diferenciar entre los dos desórdenes. El CAG insiste en que el diagnóstico de la sensibilidad al gluten no celíaca debería considerarse solo después haber descartado la existencia de enfermedad celíaca mediante pruebas adecuadas.

En todo caso, es necesario conocer y estudiar mejor esta condición "antes de dar mensajes contradictorios y de establecer dietas injustificadas", según señalaron en marzo de 2013 la doctora Victoria María Díaz y sus colaboradores, en un artículo titulado '¿Puede ser el gluten perjudicial en pacientes no celiacos?'.


Recetas ideales para celíacos:
Calabacines rellenos de pisto

  • TIEMPO: 40-50 min 
  • PRECIO: Inferior a 5 €
    DIFICULTAD: Media
    Nº RACIONES: 4 comensales
    TEMPORADA: primavera, verano, otoño, invierno

Ingredientes (4 personas)
  • 2 calabacines medianos
  • 100 g de cebolla
  • 200 g de tomate natural
  • 100 g de pimiento verde
  • 2 dientes de ajo
  • 20 ml de aceite de oliva
  • Una pizca de sal
  • 2 g de azúcar
  • 50 g de salsa de tomate casero
  • 40 g de queso parmesano rallado
  • unas hojas de perejil


Cómo se elabora
Empleamos uno de los dos calabacines para el pisto y utilizamos el otro para rellenar. Al que vayamos a rellenar, lo troceamos en gruesas rodajas y las cocemos durante 10 minutos en agua hirviendo con sal. Pasado este tiempo, las escurrimos y vaciamos con una cucharilla, reservamos para luego rellenar.

Para preparar el pisto comenzamos escaldando los tomates en agua hirviendo durante 2 minutos. Refrescamos en agua fría, los pelamos y cortamos en dados. Lavamos y cortamos el otro calabacín, con piel, en dados pequeños y damos el mismo corte a las cebollas y el pimiento verde. Los ajos los fileteamos.

Calentamos el aceite en una cazuela amplia y rehogamos la cebolla sin que coja color. Agregamos el pimiento verde, el calabacín, el tomate y los ajos, dejamos que se cocine durante 35 minutos a fuego suave, ponemos a punto de sal y reservamos. Quizá sea necesario poner a punto de acidez con una pizca de azúcar. Escurrimos el pisto en un colador y, con los jugos que suelte, enriquecemos una salsa de tomate casera.

Con una cucharada del pisto escurrido rellenamos los calabacines cocidos y vaciados, vertemos por encima un poco de salsa de tomate y terminamos con el queso mozzarella. Introducimos en el horno, previamente calentado a 180º C, hasta que estén gratinados. Servimos caliente con una pizca de perejil troceado por encima.


Merluza rellena de jamón y queso

  • TIEMPO: 15-20 min
  • PRECIO: 5-10 €
  • DIFICULTAD: Media
  • Nº RACIONES: 4 comensales
  • TEMPORADA: primavera, verano, otoño, invierno
 
Ingredientes (4 personas)
  • 600 g de filete de merluza sin piel
  • 50 g de jamón ibérico
  • 50 g de queso brie
  • 100 g de mejillones sin cáscara al natural
  • 50 g de cebolla
  • 30 ml de vino blanco
  • 30 g de harina
  • 2 huevos
  • aceite de oliva para freír la merluza
  • Una pizca de sal
  • unas hojas de perejil

Cómo se elabora
Preparamos un picadillo con el jamón ibérico troceado muy fino, la carne de un par de mejillones cocidos y el queso brie. Con todo ello formamos una masa con la que rellenaremos los filetes de merluza.

Partimos los filetes de merluza sin piel por la mitad y rellenamos con el picadillo de jamón, queso y mejillón. Formamos un paquetito de merluza rellena, salamos ligeramente el exterior y rebozamos pasando los medallones por harina y huevo batido. Los freímos en una sartén con aceite de oliva caliente. Una vez dorados por ambos lados, sacamos de la sartén y dejamos reposar. 
Quitamos la mayoría del aceite de la fritura y, en esa misma sartén, salteamos la cebolla pelada y cortada en fino brounoisse (cortadito muy pequeño) y dejamos que se cocine a fuego medio. Una vez que la cebolla está transparente, agregamos el vino blanco, el resto de la carne de mejillones (unas 9 o 10 unidades) y esperamos que se evapore por acción del calor el vino. Añadimos un poco de harina, mojamos con un vaso de agua y dejamos que hierva el conjunto durante 5 minutos.

Trituramos la salsa con la batidora, agregando un poco de agua si quedase muy espesa. Volvemos a colocar al fuego y ponemos a punto de sal. Introducimos la merluza rellena y frita en la salsa y cocinamos con un suave hervor durante 2 minutos antes de servir. Espolvoreamos con una pizca de perejil.


Fresas marinadas con espuma de yogur
Receta de fresas marinadas con espuma de yogur


  • TIEMPO: Más de 1 h
  • PRECIO: Inferior a 5 €
  • DIFICULTAD: Fácil
  • Nº RACIONES: 4 comensales
  • TEMPORADA: primavera, invierno
 Ingredientes (4 personas)
  • 500 g de fresas
  • 4 g de pimientas variadas molidas
  • 40 g de azúcar
  • 100 ml de zumo de naranja
  • 20 ml de zumo de limón
  • 10 ml de aceite de oliva
  • 200 g de yogur natural
  • 100 ml de nata líquida para montar
  • unas hojas de menta

Cómo se elabora
Limpiamos las fresas, las troceamos y mezclamos con la pimenta, el azúcar, el zumo de naranja y de limón, y un poco de aceite de oliva.
Dejamos que se maceren durante un par de horas en el frigorífico.

Trituramos el yogur natural con la nata líquida y un par de cucharadas de fresas con sus jugos, hasta conseguir una crema fina de color rosa.
Colamos y metemos dentro de un sifón. Colocamos un par de cargas de sifón y agitamos. En cada bol colocamos las fresas aliñadas con el jugo, acompañamos con una cucharilla y, por encima, la espuma de fresas.

Decoramos con unas hojitas de menta.
     
Fuente Julio Basulto, Eroski
Algunos síntomas alertan de la pertinencia de acudir al médico para detectar la enfermedad celíaca o la sensibilidad al gluten no celíaca

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