Con los consejos de la coach personal María Fernández podrás alcanzar todos los objetivos que te propongas para el año nuevo.
Cómo cada año todas tenemos nuestra lista hecha de buenos propósitos para el año nuevo. Ir más al gimnasio, perder esos kilitos de más que llevamos queriendo quitarnos hace meses, dejar de fumar...
Incluso a nivel personal también nos podemos plantear objetivos como
ser más pacientes, pasar más tiempo con la familia o incluso calmar nuestra ansiedad y estrés en el trabajo. Sea cual sea tu propósito aquí tienes 3 ideas fundamentales que la coach personal María Fernández, autora de El pequeño libro que hará grande tu vida, nos propone y que debes tener en cuenta para poder llegar a tu meta. ¡A por ello!
1. Focalízate en un solo propósito
Una de las razones por las que no cumplimos nuestros propósitos a final de año es porque nos pusimos demasiados en vez de elegir un solo propósito u objetivo que daría sentido a nuestra vida. Me explico. Si adelgazar diez kilos te va a suponer que vas a cambiar tus hábitos de alimentación, vas a estar más sana, te vas a ver más atractiva y eso va a potenciar tu autoconfianza a la hora de encontrar pareja o buscar trabajo, entonces es un objetivo que cambiaría tu vida. Ya que en este caso estar en forma mejoraría radicalmente otras áreas de tu vida, te haría sentirte más feliz y lo irradiarías a tu entorno.
Lo mismo pasa con dejar de fumar, correr un maratón, escribir un libro o decidir vivir de tu pasión. Al final no se trata de querer cumplir innumerables propósitos, sino de alcanzar ese objetivo que iluminaría nuestros días. Cuando elegimos un solo propósito, hacemos que todos nuestros recursos, toda nuestra energía, tiempo y dinero los empleemos en un solo punto y eso multiplica – y garantiza- las probabilidades de éxito de éste.
2. Haz de tu propósito tu mejor obsesión
Uno
de los requisitos principales para cumplir un propósito es que éste se
vuelva una obsesión para ti. En la medida en que ese propósito
monopolice tu cabeza se dispararán tus probabilidades deéxito, ya que inconscientemente estarás predisponiendo tu cerebro para encontrar información, situaciones o personas que te acerquen a aquello que estás persiguiendo. Si quieres algo, ¡tienes que volverte absolutamente LOCO por ello!
Imaginémonos que aquello que persigues este año es convertirte finalmente en un referente de tu sector. Para ello, los únicos libros que leerás tendrán que ver con ese campo, tu atención selectiva irá dirigida a determinadas noticias, tus hábitos diarios irán encaminados igualmente a tu objetivo, asistirás a eventos que tengan que ver con lo que buscas. Incluso te moverás en esferas que están relacionadas con tu sector y amplían tu marco de conocimiento y de influencia
Te convertirás en un obsesivo compulsivo con tu propósito porque serás terriblemente perseverante con tus acciones y cambiarás la forma de hacer las cosas cuando éstas no funcionen, sin darte por vencido.
Y es que, otra de las razones que hace que no cumplamos nuestros propósitos es que nos obstinamos en mantener el mismo plan de acción erróneo del año pasado. No alcanzamos nuestro propósitos y objetivos porque insistimos en la forma – errónea- de conseguirlos. ¡Cambia tu plan de acción! Si sabes que ir al gimnasio te aburre supinamente, ¿porque no pruebas deportes colectivos al aire libre? No es muy inteligente seguir insistiendo en algo que ya sabemos que no funciona.
3. No te motives, mejor comprométete
La
motivación está de moda, y es necesaria porque nos proporciona un chute
de energía cuando queremos cumplir un propósito. Son esos momentos en
los que un factor externo te moviliza —como un libro, una película o una
conversación con un amigo— y, de pronto, quieres comerte el mundo,
correr un maratón, tomar clases de guitarra, dejar de fumar o empezar un
proyecto. Pero al cabo de los días, desistes. Es el “efecto aspirina efervescente”. Alcanzas altos picos de euforia, pero con la misma facilidad que has subido, bajas. Tu motivación se desvaneció, y con ésta tu propósito.El compromiso, sin embargo, no te permite abandonar, a pesar de los baches, las dudas o las desilusiones. Se trata de no soltar tu objetivo bajo ningún concepto. Es como la mordida del pitbull, que una vez que agarra a su presa, no la suelta. ¿Estás comprometido con correr ese maratón, o con salir de copas? Si es con la primera, no saldrás hasta las tantas y te levantarás temprano. Automáticamente evitarás o reducirás los planes que contrarresten tu rendimiento, como trasnochar. Cuando estás comprometido, la disciplina y la fuerza de voluntad vienen solas.
¡Ojo! No decimos que la motivación no sea buena. Es más, ¡tiene un poder extraordinario! La motivación enciende la llama que tenemos dentro, es la que nos empuja a ir a por nuestra meta, pero el compromiso es el que nos mantiene en el camino hacia ella.
Para ello tienes que preguntarte:
1. ¿Estoy comprometido/a con mi objetivo? ¿O sólo me motiva de forma intermitente?2. ¿Qué necesito para estar comprometido/a?
Responder a estas dos preguntas puede cambiar tu vida, hacerte una persona con más fuerza de voluntad, comprometida con tus propósitos y que ningún fin de año más tengas que lamentarte por no haber podido cumplir ni uno solo de ellos.
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