viernes, 13 de enero de 2017

Artrosis: Todo lo que funciona, de la A a la Z


Dolor y limitación de movimientos son los principales efectos de esta enfermedad que amarga el día a día de siete millones de españoles. Repasa nuestro diccionario de consejos para mejorar tu calidad de vida.



Actividad física

Es el mejor activo para proteger las articulaciones y ralentizar su desgaste. A menudo, con los primeros dolores, se inicia un círculo vicioso: se tiende a exigir menos al cuerpo, por lo que moverse se hace más difícil y, con el tiempo, la disminución del volumen de la masa muscular incrementa los problemas. Conclusión: aunque duela, no hay que renunciar a la actividad física. Movilizar regularmente las articulaciones (excepto cuando se produce un episodio inflamatorio) las mantiene flexibles. Una buena tonicidad muscular estabiliza la articulación y limita los movimientos parásitos, que desgastan el cartílago.



Asistencia mecánica 

Muletas o bastones (utilizados en el lado opuesto al de la rodilla o la cadera enferma) y muñequeras o férulas inmovilizadoras para los dedos son muchas veces desestimadas por el enfermo... pero no debería. Una ortesis de pulgar (muñequera elástica en el dedo), utilizada durante la noche, disminuye el dolor y mejora su función en un plazo de seis a 12 meses. Otro ejemplo: con unas plantillas adecuadas, se amortigua la fuerza de la onda de choque que experimenta el cuerpo cada vez que el talón hace presión sobre el suelo. Además, distribuyen el apoyo de forma más homogénea y alivian el peso sobre la articulación dolorosa.


Alimentación  


Entre los nutrientes útiles en caso de artrosis, los reyes son los antioxidantes (sobre todo, las vitaminas
C y E). Podemos acaparar unas buenas reservas de ellos consumiendo alimentos de hojas verdes y frutas. También se aconseja el consumo de productos ricos en omega 3 por sus virtudes antiinflamatorias. Este ácido graso lo encontramos en los pescados como las sardinas, la caballa, el salmón... 
Puedes encontrar calcio en verduras.


Cataplasmas 


Las de arcilla proporcionan alivio a algunas personas. Otras sumergen sus manos o pies en agua caliente con sal para relajar y calmar el dolor en las articulaciones. Independientemente de que su organismo se beneficie o no con los oligoelementos presentes en estas preparaciones, se ha comprobado que el calor contribuye a aliviar, al menos durante unas horas, el malestar en la zona afectada. Pero atención, en el caso de que se encuentren inflamadas y ya calientes, hay que aplicar frío: por ejemplo, hielo envuelto en un paño o la cataplasma recién salida de la nevera.



Colágeno


Curas termales 

No sirven para todo el mundo, pero algunos expertos aconsejan probar este método al menos una vez porque muchos pacientes regresan de balnearios y spas muy aliviados. Duchas termales, baños, envolturas en barro caliente, reeducación en piscina y un entorno relajante combinan sus efectos para disminuir la intensidad y la frecuencia de los dolores. Un estudio reciente, realizado en Francia, demostró que nueve meses después de una cura termal de tres semanas, los pacientes que padecían artrosis de rodilla todavía conservaban sus efectos benéficos.


Deporte 


Está recomendado siempre y cuando se elija el adecuado, descartando aquellos de mayor impacto articular como correr, fútbol, baloncesto, tenis, artes marciales... Caminar, nadar, bicicleta elíptica, aquagym o alguna modalidad de gimnasia suave (stretching, tai-chi o yoga) son las disciplinas más aconsejables. La única condición es ejercitarse suavemente, retomando progresivamente la actividad después de un período de inactividad: por ejemplo, un cuarto de hora al principio y luego, cada vez un poco más...


Educación terapéutica  


Ante la presencia de cualquier enfermedad crónica, una buena información es indispensable. Un paciente que conoce la naturaleza y la evolución de su enfermedad, los tratamientos disponibles, así como sus posibles efectos secundarios, y que recibe las instrucciones adecuadas para utilizar las articulaciones dolorosas de manera correcta, podrá cuidarse mejor y eso elevará su calidad de vida.


Fitoterapia 


Entre los remedios estrella disponibles en farmacias están el Harpagophytum, la reina de los prados (Filipendula ulmaria) o el sauce blanco bajo, que se utilizan, generalmente en infusión, tintura o comprimidos en cápsulas. Las plantas preparadas como aceites esenciales suman cada vez más adeptos que emplean, por ejemplo, aplicaciones locales con aceite esencial de enebro, que posee propiedades antiinflamatorias. Antes de emplear cualquiera de estos remedios, consulta a tu farmacéutico para que la fitoterapia no tenga interacciones con tu medicación habitual.


Fisioterapia 


Puede completar un tratamiento contra la artritis y juega un rol primordial en casos de artrosis. Los masajes relajantes mitigan el dolor, mientras que los ejercicios específicos, adaptados a la articulación, ayudan a recuperarse después de una crisis inflamatoria y a corregir malas posturas, origen de muchas deformaciones. Los movimientos refuerzan los músculos que dan estabilidad a la articulación, disminuyen la exigencia sobre la zona dolorosa y luchan contra el agarrotamiento y progresiva pérdida de elasticidad. El reumatólogo prescribe, generalmente, un mínimo de 10 sesiones. También serán muy valiosas para evitar o disminuir el dolor todas las recomendaciones que tengan que ver con la ergonomía y que ayudan a adaptar el entorno (asideros de ducha, asientos especiales...) y preservar las articulaciones en los gestos cotidianos.


Geles, parches y pomadas 

Los antiinflamatorios no solo actúan por vía oral, pueden también aplicarse localmente. En pomadas, geles o parches, son muy eficaces, especialmente sobre las articulaciones próximas a la piel, como las de la rodilla o los dedos, y evitan los efectos en el estómago. Conviene, sin embargo, tener cuidado de no exponer al sol las zonas tratadas, para evitar reacciones alérgicas.


Homeopatía 


Siguiendo las indicaciones del homeópata, podrás emplearla como complemento al tratamiento habitual. Por ejemplo, los gránulos de Rhus Toxicodendron alivian los dolores moderados. Si el malestar disminuye con reposo y contención (vendajes), se recomienda tomar Bryonia. Para proteger el cartílago, se emplea Sulfur iodatum combinado con una dosis de Thuya, de Natrum sulfuricum o de Medorrhinum. La mejoría se manifiesta a partir de los dos meses.

 
Infiltración e inyecciones 

En el caso de que se produzca una crisis particularmente severa, una infiltración de corticoides suele ofrecer un alivio que comienza a notarse varios días después y que se prolonga durante varias semanas. Pero estas inyecciones no pueden repetirse más de tres veces y hay que dejar pasar varios meses entre cada ciclo. Algunas alternativas son la mesoterapia (mini inyecciones de diferentes sustancias calmantes, diferentes de la cortisona) o las inyecciones intraarticulares de ácido hialurónico en la rodilla o la cadera. Este gel viscoso, compuesto natural del cartílago, actúa de manera mas lenta pero duradera. Su efecto lubricante y antiinflamatorio puede proporcionar alivio ocho meses.


Magnesio 

Medicamentos 

Junto con el paracetamol y los antiinflamatorios, los medicamentos antiartrósicos de acción lenta (condroitinsulfato, piascledina, diacerheina y glucosamina) aportan un alivio real. Los ensayos con cartílago artificial están aún en sus primeras fases de investigación; sin embargo, en 2010 se produjo una pequeña revolución: las víctimas de gota consiguieron un nuevo medicamento, el febuxostat, más eficaz que el allopurinol, recetado desde hace 40 años para reducir el exceso de ácido úrico, origen de esta artritis inflamatoria.


Oligoelementos 


Estos minerales, aunque requeridos por el organismo en cantidades muy pequeñas, son esenciales para la construcción o la renovación de los tejidos. La oligoterapia, asociada al tratamiento habitual, contribuye a frenar la artrosis y a luchar contra la inflamación. Se emplea el cobre para estimular a los regeneradores del cartílago, asociado con manganeso, selenio, azufre, fluor o cobalto. Este tratamiento, de larga duración, muestra su eficacia entre tres y 12 meses después de su aplicación.


Reeducación 


Es fundamental. Prescrita por el médico, aprendida y entrenada con un fisioterapeuta y realizada luego por el paciente en su domicilio, los ejercicios de reeducación (que revisar las posturas, hábitos, compensaciones perjudiciales al andar, movimientos) permiten conservar la amplitud articular, descomprimiendo, por ejemplo, un canal lumbar que se ha vuelto demasiado estrecho.


Sésamo 


Sobrepeso cero 

El peso del cuerpo es el enemigo principal de las articulaciones. Esto resulta evidente en el caso de la cadera y de la rodilla, sin embargo, también se puede aplicar para la columna vertebral e incluso para las manos. Se están llevando a cabo investigaciones para comprender este fenómeno: la premisa que se contempla es la de que el tejido graso libera sustancias inflamatorias que se fijan sobre los huesos, los cartílagos y las membranas sinoviales. En conclusión: perder algunos kilos, cuando tenemos un poco de sobrepeso, atenúa claramente la intensidad del dolor. Cada kilo menos marca una gran diferencia.


Vitamina D 


Recientes investigaciones sugieren que, además de su acción sobre la mineralización del esqueleto, aumenta la fuerza muscular. Un equipo de geriatría del Centro Hospitalario Universitario de Angers (Francia) ha establecido una relación directa entre el estado de las reservas de vitamina D y las dificultades para caminar en las personas de edad avanzada. La insuficiencia de este elemento estaría, además, implicada en la aparición de reumatismos inflamatorios. Dos tercios de esta vitamina son fabricados por nuestra piel bajo la acción del sol: una razón más para salir 10 minutos en cuanto el cielo está despejado.
  


 
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Guía de artrosis y artritis de Forum Clínic


Fuente Forum Clínic

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