Una casa puede estar limpia, sin una mota de polvo y con la cocina y el baño relucientes, sin nada de grasa ni cal. Pero si los zapatos reciben a los visitantes en el suelo de la entrada, los juguetes de los niños campan encima de las camas y los libros apilados en la mesa llegan hasta el techo, un hogar puede ser un caos y mucho más. El desorden, además de hacer más incómodo el día a día, muestra un peor aspecto de la vivienda y dice mucho de quienes viven en ella.
Pero,
también, que en una casa reine el desorden no es bueno para el medio
ambiente. La cantidad de productos acumulados por esta
desorganización no tiene por qué crecer, sino que se pueden colocar
mejor, pueden reaprovecharse o, cuando no se puede alargar su vida,
reciclarse. Para conseguirlo, los siguientes trucos apuntan cómo
organizar una vivienda de manera ecológica.
Dejar
de recibir correo no deseado
El primer paso para reducir el desorden en casa es dejar de traer lo que no se quiere o necesita. Uno de los elementos más evidentes es la publicidad o el correo no deseados que inundan los buzones. Para evitarlos, se puede poner un cartel en la entrada señalando que no se admite publicidad o
dar de baja el envío de las cartas postales que mandan las empresas. Las facturas y demás documentación se pueden recibir en formato digital, sustituyendo de esa forma a los correspondientes en papel.
El primer paso para reducir el desorden en casa es dejar de traer lo que no se quiere o necesita. Uno de los elementos más evidentes es la publicidad o el correo no deseados que inundan los buzones. Para evitarlos, se puede poner un cartel en la entrada señalando que no se admite publicidad o
dar de baja el envío de las cartas postales que mandan las empresas. Las facturas y demás documentación se pueden recibir en formato digital, sustituyendo de esa forma a los correspondientes en papel.
Evitar
los productos de usar y tirar en la cocina
Una manera muy común de generar residuos y promover el desorden en la cocina es acumular todo tipo de productos de usar y tirar. En este sentido, es mejor emplear unas pocas y buenas bolsas y envases reutilizables, y guardarlos en un sitio adecuado. Con el agua embotellada pasa algo parecido, por lo que es preferible tener una botella de cristal para rellenarla con el agua de grifo.
Una manera muy común de generar residuos y promover el desorden en la cocina es acumular todo tipo de productos de usar y tirar. En este sentido, es mejor emplear unas pocas y buenas bolsas y envases reutilizables, y guardarlos en un sitio adecuado. Con el agua embotellada pasa algo parecido, por lo que es preferible tener una botella de cristal para rellenarla con el agua de grifo.
Utilizar
cubos de reciclaje
Un cubo que permita separar los residuos más frecuentes para su posterior reciclaje (espacio verde para el vidrio, azul para papel y cartón y amarillo para envases) cumple más funciones de las que parece. Además de contribuir a esta práctica ambiental, ayuda a poner más orden en la cocina, y hasta con un toque de estilo, ya que hay modelos estéticamente muy atractivos.
Un cubo que permita separar los residuos más frecuentes para su posterior reciclaje (espacio verde para el vidrio, azul para papel y cartón y amarillo para envases) cumple más funciones de las que parece. Además de contribuir a esta práctica ambiental, ayuda a poner más orden en la cocina, y hasta con un toque de estilo, ya que hay modelos estéticamente muy atractivos.
Reducir
los productos de limpieza
La cantidad de productos de limpieza domésticos para usos muy concretos llenan poco a poco el espacio de cada estancia. Lo idóneo es reducir su número con la utilización de productos que puedan tener distintas funciones, y si son ecológicos o con certificado de sostenibilidad, mejor.
La cantidad de productos de limpieza domésticos para usos muy concretos llenan poco a poco el espacio de cada estancia. Lo idóneo es reducir su número con la utilización de productos que puedan tener distintas funciones, y si son ecológicos o con certificado de sostenibilidad, mejor.
Reciclar
viejos componentes electrónicos
Con la última revolución tecnológica, puede que en algunos hogares se haya generado una pequeña montaña de residuos electrónicos: televisores de tubo o incluso algunos de pantalla plana de primera generación, reproductores de CD y DVD, videojuegos, teléfonos móviles, agendas electrónicas, contestadores, etc. y todos sus cables, cargadores y accesorios. Todo se puede reciclar. El propio fabricante se encarga de ello o se pueden depositar en las tiendas de electrónica o en los puntos limpios. Además, hay entidades especializadas en la recuperación de estos aparatos con fines sociales y ambientales. Y si algún dispositivo todavía funciona, se puede reutilizar tanto por parte de empresas y ONG que las aprovechan o regalar a un amigo o familiar que pueda servirse de él.
Con la última revolución tecnológica, puede que en algunos hogares se haya generado una pequeña montaña de residuos electrónicos: televisores de tubo o incluso algunos de pantalla plana de primera generación, reproductores de CD y DVD, videojuegos, teléfonos móviles, agendas electrónicas, contestadores, etc. y todos sus cables, cargadores y accesorios. Todo se puede reciclar. El propio fabricante se encarga de ello o se pueden depositar en las tiendas de electrónica o en los puntos limpios. Además, hay entidades especializadas en la recuperación de estos aparatos con fines sociales y ambientales. Y si algún dispositivo todavía funciona, se puede reutilizar tanto por parte de empresas y ONG que las aprovechan o regalar a un amigo o familiar que pueda servirse de él.
Dar
una nueva vida a libros y revistas
Libros y revistas pueden llegar a amontonarse en casa hasta el punto de que la mesita de noche se confunda con una estantería. Para evitarlo, los ejemplares se pueden donar a una biblioteca cercana, dejarlos en algún punto de intercambio y, si ya no se encuentran en buen estado, reciclarlos en el contenedor azul.
Libros y revistas pueden llegar a amontonarse en casa hasta el punto de que la mesita de noche se confunda con una estantería. Para evitarlo, los ejemplares se pueden donar a una biblioteca cercana, dejarlos en algún punto de intercambio y, si ya no se encuentran en buen estado, reciclarlos en el contenedor azul.
Limpiar
el armario
En los armarios se van acumulando objetos, ropa, zapatos... Para empezar, hay que retirar todas esas prendas que se piensan que podrían servir para algún día pero que en realidad ya no se utilizan. Hay que ser honesto con uno mismo y quedarse solo con lo que de verdad se usa y hace sentirse mejor. Mientras, con la ropa desechada se pueden hacer varias cosas: regalarla a amigos o familiares a los que les pueda sentar mejor, venderla en Internet a través de las diferentes plataformas de compraventa que existen y, si ya no se puede reutilizar, donarla a alguna ONG que aprovecha los materiales de prendas antiguas.
En los armarios se van acumulando objetos, ropa, zapatos... Para empezar, hay que retirar todas esas prendas que se piensan que podrían servir para algún día pero que en realidad ya no se utilizan. Hay que ser honesto con uno mismo y quedarse solo con lo que de verdad se usa y hace sentirse mejor. Mientras, con la ropa desechada se pueden hacer varias cosas: regalarla a amigos o familiares a los que les pueda sentar mejor, venderla en Internet a través de las diferentes plataformas de compraventa que existen y, si ya no se puede reutilizar, donarla a alguna ONG que aprovecha los materiales de prendas antiguas.
No acumular juguetes
La habitación de los pequeños de la casa constituye otro terreno donde el desorden es más que probable. Los niños no suelen tener ganas de recoger sus pertenencias y como, además, reciben cada vez más juguetes en fechas señaladas, y no tanto, acaban llenando su dormitorio en poco tiempo de todo tipo de muñecos y juegos. Para evitarlo, es conveniente reducir el número de juguetes, primando la calidad por la cantidad, y ofrecerles baldas y estanterías donde puedan guardarlos y vean el espacio disponible.
El trastero también puede estar ordenado
Los trasteros son una especie de agujero negro donde llegan todos los objetos que se piensa que pueden servir para más adelante o que no entran en casa. Para poner orden en ellos, hay que reflexionar y ser autocríticos: ¿de verdad se necesita todo lo que allí se guarda? Y en cuanto a las cosas que se dejan, se pueden ubicar en anaqueles para distribuirlos y tener un mejor acceso a ellos.
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