(1) Qué debemos comer a modo general
Una
dieta adecuada, en términos de cantidad y calidad, antes, durante y
después del entrenamiento y de la competición es imprescindible para
optimizar el rendimiento. Una buena alimentación no puede
sustituir un entrenamiento incorrecto o una forma física regular, pero
una dieta inadecuada puede perjudicar el rendimiento en un deportista
bien entrenado.
La ingesta energética debe cubrir el gasto calórico y permitir al deportista mantener un peso corporal adecuado
para rendir de forma óptima en su deporte. La actividad física aumenta
las necesidades energéticas y de algunos nutrientes, por ello es
importante consumir una dieta equilibrada basada en una gran variedad de
alimentos, con el criterio de selección correcto.
Además, hay otros factores que condicionan los requerimientos calóricos de cada individuo:
- intensidad y tipo de actividad,
- duración del ejercicio,
- edad, sexo y composición corporal,
- temperatura del ambiente,
- grado de entrenamiento.
(2) Rueda de alimentos
(3) Porcentajes de cada grupo de alimentos
Hidratos de carbono
Constituyen
el principal combustible para el músculo durante la práctica de
actividad física, por ello es muy importante consumir una dieta rica en
hidratos de carbono, que en el deportista deben suponer alrededor del
60-65% del total de la energía del día. En cuestión de hidratos es mejor consumir los de absorción lenta (pasta, harina, arroz, maíz, legumbres y patatas) que los de absorción rápida (frutas, mermeladas, dulces o leche).
60-65% del total de la energía del día. En cuestión de hidratos es mejor consumir los de absorción lenta (pasta, harina, arroz, maíz, legumbres y patatas) que los de absorción rápida (frutas, mermeladas, dulces o leche).
Grasas
Son fundamentalmente energéticas y deben proporcionar entre un 20-30% de las calorías de nuestra dieta.
Una proporción superior significaría estar reduciendo el consumo de
otros alimentos necesarios e inferior podría suponer una deficiencia en
vitaminas liposolubles y ácidos grasos esenciales.
Proteínas
Son las sustancias que forman la base de nuestra estructura orgánica. Se recomienda que las proteínas supongan alrededor del 12-15% de la energía total de la dieta.
Estos requerimientos son cubiertos por la ingesta razonable de carne,
huevos, pescado y productos lácteos. En algunas disciplinas, el
deportista, ansioso de mejorar su desarrollo muscular, puede superar
ampliamente la ingesta de proteínas recomendada mediante la toma de
suplementos. Un exceso de proteínas en la alimentación puede ocasionar
una acumulación de desechos tóxicos y otros efectos perjudiciales para
la buena forma del deportista.
(4) Los micronutrientes
Son las vitaminas y los minerales.
Su función es controlar y regular el metabolismo. No son nutrientes
energéticos, pero son esenciales para el ser humano ya que no pueden ser
producidos por el propio organismo sino que se reciben del exterior
mediante la ingestión de alimentos.
Para mantener unos niveles adecuados de micronutrientes es recomendable consumir una dieta variada y equilibrada, abundante en alimentos de origen vegetal, que son los más ricos en vitaminas y minerales (en lugar de abusar de los suplementos). Una deficiencia en micronutrientes no sólo disminuye el rendimiento deportivo, sino que puede perjudicar la salud. En cambio, no hay evidencias de que, en ausencia de estados carenciales, la administración de suplementos tenga efectos positivos sobre el entrenamiento.
(5) La mejor dieta para el deportista
En
el deportista una dieta equilibrada tiene que suministrar la energía
suficiente para cubrir todas las necesidades, y debe proporcionar todos
los nutrientes en las cantidades adecuadas, teniendo en cuenta las
características y necesidades individuales, y adaptando la ingesta al
tipo de deporte realizado y a los entrenamientos (intensidad, número de
sesiones, horario…).
Si la rueda de alimentos indica la necesidad de tomar por lo menos un alimento de cada grupo al día, para conocer las proporciones adecuadas se ha elaborado una pirámide
que presenta en su base los alimentos cuyo consumo es recomendado a
diario y en mayor cantidad (productos ricos en hidratos de carbono,
frutas y verduras) y en el vértice los de consumo ocasional.
La mayoría de los factores que determinan el estado de salud están ligados tanto a la alimentación como a la práctica regular de ejercicio físico.
Las recomendaciones del patrón adecuado de actividad física también se pueden recoger en forma de pirámide con el fin de promocionar tanto la alimentación saludable como la práctica de actividad física y deporte con el objeto de invertir la creciente incidencia de algunas enfermedades.
La mayoría de los factores que determinan el estado de salud están ligados tanto a la alimentación como a la práctica regular de ejercicio físico.
Las recomendaciones del patrón adecuado de actividad física también se pueden recoger en forma de pirámide con el fin de promocionar tanto la alimentación saludable como la práctica de actividad física y deporte con el objeto de invertir la creciente incidencia de algunas enfermedades.
(6) Ritmo de las comidas
Es conveniente realizar entre 4–5 comidas a lo largo del día para repartir mejor el aporte energético
y llegar con menor sensación de hambre (o ansiedad) a las comidas
principales, y realizar ingestas muy copiosas. Hay que tener en cuenta
el horario del entrenamiento, intentando siempre tomar algún alimento unas dos horas antes del mismo, y al finalizar el esfuerzo. La distribución energética de un día puede ser la siguiente:
- Desayuno: 15-25%
- Desayuno: 15-25%
- Comida: 25-35%
- Merienda: 10-15%
- Cena: 25-35%.
También se puede comer algo a media mañana, según la hora del desayuno y el almuerzo. El ajuste del número y el horario de las ingestas debe ser personalizado, pues depende mucho de las circunstancias individuales de cada deportista.
(7) Alimentación y competición
Alimentación días antes de la competición
Durante la semana previa a la competición los dos objetivos principales son: (1) Optimizar los almacenes de hidratos de carbono en los músculos y en el hígado (en forma de glucógeno) con el fin de competir con una reserva energética máxima y
(2) Mantenerse bien hidratados.
(2) Mantenerse bien hidratados.
Los días previos al evento es importante que la dieta se base en una ingesta elevada de hidratos de carbono (entre 65-75%) el resto se dividirá en 15-20 % de grasas y un 10-12% de proteínas.
Alimentación durante el ejercicio
Durante la realización de deportes de larga duración (más de 60 minutos) la ingesta se basa en hidratos de carbono. El objetivo es tomarlos a un ritmo de 40-60 g/hora aproximadamente,
ya que ayudan a retrasar la aparición de fatiga y mantienen el
rendimiento, sobre todo, en las últimas fases del esfuerzo físico.
Las bebidas deportivas (especialmente diseñadas para las personas que realizan ejercicio) son muy adecuadas
porque sirven para reemplazar las pérdidas de electrolitos y de
líquidos que se producen por el sudor (previenen la deshidratación), y
ademásaportan hidratos de carbono.
Alimentación después del ejercicio
Nada más terminar el ejercicio se recomienda tomar bebidas especialmente diseñadas para deportistas y alimentos ricos en hidratos de carbono.
e recomienda tomar aproximadamente 1g de hidratos de carbono/kg de peso
corporaldurante las dos horas posteriores al ejercicio.
Entre las comidas adecuadas se incluyen pasta, fideos, arroz, patata cocida o asada,
evitando en lo posible los alimentos grasos (frituras, rebozados,
estofados), puesto que enlentecen la reposición de hidratos de carbono y
pueden producir molestias gastrointestinales.
(8) La hidratación
La cantidad total de agua del organismo
se mantiene dentro de unos límites muy estrechos debido a un gran
equilibrio entre el volumen de líquido ingerido y el excretado por el
organismo. La mayor cantidad de agua se almacena en el músculo (72% de
su peso es agua), conteniendo en cambio el tejido graso una proporción
bastante menor.
Aproximadamente
el 80% de la energía producida para la contracción muscular se libera
en forma de calor. Nuestro organismo debe eliminar esa gran cantidad de
calor para que no se produzca un aumento de la temperatura corporal, que
tendría consecuencias muy negativas para la salud, por lo que debe
recurrir al mecanismo de la sudoración, que al mismo tiempo que “enfría”
el cuerpo, provoca una importante pérdida de líquidos.
La termorregulación y el equilibrio de líquidos son factores fundamentales en el rendimiento deportivo.
La
deshidratación es la pérdida dinámica de líquido corporal debida al
sudor a lo largo de un ejercicio físico sin reposición de líquidos, o
cuando la reposición no compensa la cantidad perdida.
Como valor aproximado y teórico, se admite la necesidad de ingerir 1 litro de líquido por cada 1.000 kcal consumidas,
siendo muy importante que ese consumo se lleve a cabo mediante una
distribución adecuada. Así, debe ser una norma básica consumir agua o
una bebida para el deportista a lo largo de todo el día y, en lo que se
refiere al entrenamiento tanto antes, como durante y después del mismo.
Fuente Consejo Superior de Deportes, gym-in.com
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