viernes, 28 de julio de 2017

La revolución de la vida slow: "despacito".

La productividad ha enterrado nuestras vidas. Atrapados en la vertiginosa dinámica de la sociedad multitask, tenemos necesidad de parar. ¿Y eso cómo se cocina? A fuego lento, cómo si no...



Llegados a esta altura del año, echar el freno es más que una sugerencia que nos lanza con buen tino la canción del verano, es una necesidad que nos reclama el cuerpo. Las fuerzas flaquean, la concentración decae, la paciencia escasea... Trabajo, niños, atascos, información en bucle, emails y whatsapps a cualquier hora convierten nuestro día a día en un maratón que dura meses. El resultado: un 70% de los españoles sufre estrés cotidiano. Nada raro, ya que un tercio de los trabajadores dedica parte de su tiempo de ocio a "rematar" asuntos profesionales. Es el llamado efecto blurring, esa frontera cada vez más difusa entre vida personal y laboral. Stop. Es temporada de vacaciones, de bajar el ritmo y de replantearnos el uso que hacemos de las horas. ¿La clave? Llevarle la contraria al mundo, y dar un paso hacia un modo de vida a menos revoluciones.
 
La filosofía de tomárselo con mucha calma
Es lo que lleva décadas proponiendo el movimiento slow, que cumple ahora 30 años y que nació como consecuencia del berrinche de un sociólogo y gastrónomo italiano llamado Carlo Petrini, que vio en la apertura de un McDonald´s en la Plaza de España de Roma el augurio del final de un modo de vida. Aquel en el que nos tomábamos nuestro tiempo para recorrer el mercado, elegir los productos, cocinar y comer en torno a una mesa y una conversación. Fundó entonces el movimiento Slow Food que hoy está presente en más de 150 países y sigue fiel a su filosofía de promover la práctica de una calidad de vida distinta, basada en el respeto al ritmo natural.

"La velocidad origina superficialidad, insatisfacción, soledad, estrés, crispación..."

Puede que haya cuajado con calma, pero lejos de quedarse en una moda pasajera, se ha convertido en un movimiento global, cuyo ejemplo se ha extendido a otros ámbitos. Entre ellos el urbanismo, inspirando, por ejemplo, el nacimiento de las slow cities, donde habitantes y visitantes valoran el estilo de vida

viernes, 21 de julio de 2017

La felicidad está hecha de pequeñas cosas. Decálogo para disfrutar del momento.

Es el fenómeno del momento y la receta de los vecinos más felices del mundo para alcanzar el bienestar pleno. Se llama Hygge (aunque se pronunica "juga") y consiste en una particular forma de entender y de disfrutar de la vida basada en los planes sencillos, confortables y relajados en soledad o buena compañía.
 Aunque en Dinamarca se practica desde hace más de dos siglos, un nuevo lanzamiento literario vuelve a ponerlo ahora de moda en el resto de Europa.


Es un frío domingo cualquier de mediados de enero. El cielo está plomizo y la lluvia empaña las ventanas de tu casa iluminada con velas pero tú, desde el sofá, no puedes más que preocuparte por saber cómo acabará la intrigante película que lleváis toda la tarde viendo. Mientras apuras el último sorbo de tu taza de chocolate caliente y te quitas los gruesos calcetines de lana que llevabas puestos piensas que no hay nada más cercano a la felicidad. No eres consciente de ello, pero ese momentazo que estás viviendo es un Hygge en toda regla.

Éstas y otras cosas muy bonitas, muy "cozys" y muy "instagrameables" son las que nos viene a contar Meik Wiking, director del Instituto para la Búsqueda de la Felicidad de Copenhague, en Hygge, la felicidad de las pequeñas cosas que se ha convertido en best seller en los 14 países donde se ha publicado. El libro es una delicia para los ojos y 100% inspirador, pero no deja de resultar un tanto curioso que hayan tenido que venir nuestros amigos del norte a ponerle nombre al plan de peli, mantita y sofá de toda la vida. Al "mejor quédate en casa" de tu madre. Al "yo ya no salgo" de los que rozamos la treintena.

Dinamarca encabeza desde 2012 el ránking de World Happiness Report Update, aunque de eso se han encargado sin duda sus políticas sociales: medidas de conciliación en las empresas, semana laboral de 35 horas, los sueldos más altos de Europa... Pero parece ser que también influye una muy buena adecuación a sus circunstancias geolocales. En uno de los lugares con peor climatología del mundo, los daneses han aprendido a convertir sus hogares en templos del bienestar. "No somos una utopía perfecta, el país se enfrenta a retos y problemas como cualquier otro, pero creo que puede ser una fuente de inspiración sobre cómo los países pueden aumentar la calidad de vida de sus ciudadanos". Apunta Meik Wiking. "Los daneses son los más felices de Europa, pero también son los que se reúnen más a menudo con sus amigos y familias y se sienten más tranquilos y en paz. Por lo tanto, hay buenos motivos para observar un interés creciente en el Hygge".


Dossier_Hygge.pdf


Consejos Hygge
La mayoría de los consejos Hygge que se exponen en el libro se centran en el hogar, núcleo de la vida social danesa, aunque el Hygge también puede practicarse al aire libre o incluso en el trabajo. Tampoco se limita sólo al época invernal, puede regir tu vida todos los días del año. Las ideas se centran sobre todo en la

viernes, 14 de julio de 2017

¿Cómo sé si tengo intolerancia al gluten?

Algunos síntomas alertan de la pertinencia de acudir al médico para detectar la enfermedad celíaca o la sensibilidad al gluten no celíaca.


Los síntomas de la enfermedad celíaca y de la intolerancia al gluten (cuyo nombre correcto es sensibilidad al gluten no celíaca) se alivian de forma muy efectiva con una dieta sin gluten. Parece fácil y, quizá por ello, no son pocas las personas que, ante la duda de si son celíacas o no, eliminan el gluten de su alimentación sin consultar con un especialista. Sin embargo, es importante identificar de forma adecuada a las personas que padecen estas dolencias. La mera sospecha no basta: la dieta sin gluten no es fácil de seguir y puede ser desequilibrada sin un correcto asesoramiento sanitario. Para evitar imprudencias, el diagnóstico de la enfermedad celíaca y de la sensibilidad al gluten no celíaca deben realizarlo médicos acreditados, mientras que el asesoramiento alimentario debe correr a cargo de dietistas-nutricionistas.

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Aunque se estima que la enfermedad celíaca afecta a una de cada cien personas, hay muchos individuos no diagnosticados. Por eso cobra importancia saber qué síntomas nos deben motivar para ir al médico. Aunque la denominación "enfermedad celíaca" es la correcta, según apuntan tanto la Academia Europea de Alergia e Inmunología Clínica como la Organización Mundial de Alergia, en ocasiones se usa la acepción "intolerancia al gluten". Esta expresión también se ha empleado, de forma inapropiada, para hacer referencia a una nueva entidad llamada "sensibilidad al gluten no celíaca".


Problemas con el gluten, ¿qué síntomas nos deben alertar?
¿Qué síntomas indican que podemos padecer enfermedad celíaca? En 2009, el National Institute for Health and Care Excellence (NICE) publicó una rigurosa guía titulada 'Reconocimiento y

viernes, 7 de julio de 2017

El abecé del aceite de palma.

El aceite de palma es una grasa de origen vegetal muy empleada por la industria en la elaboración de alimentos procesados
El aceite de palma es una grasa de origen vegetal muy empleada por la industria en la elaboración de alimentos procesados
El aceite de palma es una grasa de origen vegetal muy empleada por la industria alimentaria en la elaboración de alimentos procesados: bollería, repostería o pastelería industrial.


De un tiempo a esta parte, el aceite de palma está en boca de todos, ya sea porque lo consumimos o porque hablamos de él. La idea general que se tiene sobre este producto es que "es malo", si bien no siempre se sabe el motivo. Y eso que este aceite se usa desde hace décadas en infinidad de productos.
De hecho, es uno de los aceites más utilizados del mundo por la industria debido a su bajo coste y su capacidad de adaptación a diversos tipos de preparaciones. En este artículo, a modo de guía básica, se explica el abecé del aceite de palma y se responden a las principales dudas que genera en los consumidores.



¿Qué es el aceite de palma?
Este aceite vegetal se obtiene del fruto de un tipo de palmera. Es rico en vitaminas A y E y se ha usado desde hace años; incluso en algunos países lo utilizan para cocinar. Después del aceite de soja, es el que más se produce en el mundo, tanto para consumo humano como para hacer combustible.
Este tipo de aceite, junto al de coco, no comparte ni composición saludable ni propiedades beneficiosas con el resto de aceites vegetales, ya que concentran en su composición ácidos grasos saturados.
Para que se entienda la diferencia, en el aceite de oliva y en el de semillas como el de girasol o maíz, las grasas saturadas apenas llegan al 10-13% del total de su grasa, mientras que en el aceite de coco suponen el 90% y en el de palma un 50% (sobre todo palmítico). También se compone de un 37-46% de ácidos grasos monoinsaturados (principalmente oleico) y de un 10% de ácidos grasos poliinsaturados.
En la mayoría de los casos, los fabricantes usan este tipo de grasas por su bajo coste y porque los productos elaborados con grasas hidrogenadas pueden aguantar más tiempo pues estas grasas tardan más en enranciarse.
 
¿En qué productos se encuentra?
El aceite de palma se emplea para fabricar diversos productos, no siempre comestibles. El biodiésel es un ejemplo de ello. Sin embargo, su uso está muy extendido entre los alimentos procesados que se venden y consumen de manera habitual, como galletas, bollería, masas, tostadas, algunos productos lácteos o ciertos potitos para bebés. También está presente en muchas