Especialmente durante la menopausia, muchas mujeres se
preguntan qué comer para bajar los estrógenos. Esta guía completa te
ayudará a regular tus hormonas.
Hombres y mujeres poseemos hormonas sexuales tanto masculinas como
femeninas, pero la proporción y su función en los tejidos varía en cada
sexo. Estas hormonas no aseguran solo las diferencias de sexo, sino que
son esenciales para mantener la salud en las diferentes etapas de la
vida.
Nos centraremos en cómo
regular las hormonas sexuales femeninas en el cuerpo de la mujer: los estrógenos.
- Su papel en el cuerpo: en la mujer, los estrógenos
tienen efectos positivos en cerebro, huesos, corazón, hígado, vagina y
otros tejidos. Sus niveles afectan al ánimo, la libido, el peso, la
insulina y el envejecimiento.
- En exceso son peligrosos: demasiado estrógeno
puede causar síndrome premenstrual, depresión, ovarios poliquísticos,
endometriosis o miomas, y con el tiempo aumentar el riesgo de cáncer de
útero y de mama, el más frecuente en la mujer.
- Qué influye en su equilibrio: no solo la
producción de estrógenos determina el efecto estrogénico final en el
cuerpo; su concentración en los tejidos, la calidad de su acción en las
células, la eficiencia en su eliminación del organismo y, cómo no, los
estrógenos ambientales que absorbemos marcan la salud de la mujer y su
riesgo de padecer ciertas disfunciones.
Cómo reducir los niveles de estrógenos
Una buena alimentación será aquella capaz de lograr una auténtica
modulación hormonal. Te propongo una dieta antiestrogénica: una que
apoye la
producción equilibrada de estrógenos, ayude a
eliminar residuos hormonales tóxicos a través del hígado y el intestino,
y module la acción de los estrógenos en sus tejidos favoreciendo una
acción apropiada de los mismos en sus receptores.
Enzima aromatasa, la fábrica de estrógenos
Los estrógenos se producen, sobre todo tras la menopausia, a partir de otra hormona existente en la mujer. Se trata de los
andrógenos,
conocidos como hormonas sexuales masculinas. Pero para que las
glándulas puedan producir estrógenos a partir de andrógenos, necesitan
un pequeño transformador y ahí es donde entra en juego una enzima
llamada aromatasa.
La aromatasa se concentra en los
tejidos que necesitan estrógenos.
En algunos tejidos disfuncionales (endometriosis, miomas, cáncer de
mama) se hallan niveles anormalmente altos que, al producir excesivos
estrógenos, favorecen el desequilibrio.
A través de la dieta
podemos modular la producción y actividad de la aromatasa. Es la llave maestra para mejorar la salud hormonal de manera natural.
Cuándo seguir una dieta antiestrogénica
Podemos hacer la
alimentación más antiestrogénica en
situaciones de desequilibrio hormonal como el cáncer de mama, miomas,
endometriosis, migrañas, síndrome premenstrual, ovarios poliquísticos u
obesidad.
Para ello hay que añadir o consumir más alimentos moduladores de la
aromatasa. Ahora bien, en estados de hiperestrogenismo deseable, como el
embarazo, no se debe abusar de plantas o especias con este efecto.
Los alimentos beneficiosos contienen
inhibidores naturales de la aromatasa,
como luteoprinas, polifenoles tipo resveratrol, protoantocianinas,
flavonoides como la quercetina o la apigenina, esteroles, ácido
linoleico conjugado… Estos inhibidores no poseen los efectos secundarios
de los fármacos, pues coexisten en el alimento con compuestos que
mejoran sus efectos.
El efecto regulador de los fitoestrógenos
Los estrógenos actúan en las células de los tejidos que lo precisan a
través de receptores: una especie de cerrojos inteligentes que, al
acoplarse con la hormona estrogénica, transmiten sus mensajes
específicos a la célula e influyen en su funcionamiento. Existen
receptores alfa y beta. Los alfa promueven el crecimiento celular. Los
beta lo frenan y estimulan la muerte celular. Ambos son necesarios si
funcionan en equilibrio.
Efecto benéfico: al parecer los estrógenos naturales
presentes en plantas y alimentos –los fitoestrógenos– actúan sobre los
receptores beta, aportando un efecto beneficioso a las células. Muchos
alimentos moduladores de la aromatasa también contienen fitoestrógenos.
Así, son capaces de influir tanto en la producción de estrógenos como en
su función.
La acumulación innecesaria de grasa en el cuerpo tiene muchas
consecuencias para la salud: entre ellas, la alteración del equilibrio
hormonal. El tejido graso subcutáneo se considera el mayor productor de
estrógenos a partir de la menopausia.
Favorece los estrógenos: estos pueden producirse en
el tejido graso o adiposo a partir de los andrógenos por activación de
la aromatasa. Pero el tejido graso fabrica aun otra hormona, la
adiponectina, que también regula la producción de estrógenos. Cuanta más
grasa, menor adiponectina.
La grasa corporal también influye
Evitar el sobrepeso: una alimentación que reduzca el sobrepeso e influya en el metabolismo de las grasas es básico para el equilibrio hormonal.
Mejorar el metabolismo: el tomate y los omega-3
aumentan la producción de adiponectina, la principal hormona que regula
el metabolismo de las grasas. Tener niveles altos de esta hormona
protege del cáncer de mama y de la diabetes.
Soja con moderación: un consumo abundante de soja
reduce la adiponectina, por lo que podemos sospechar que la soja ejerce
su papel protector del cáncer de mama sobre todo en mujeres con poca
masa corporal, como las asiáticas. Los estudios sobre soja y cáncer de
mama siguen siendo controvertidos en mujeres occidentales; incluso
parece contraproducente su consumo intensivo antes de que la menopausia
esté consolidada.
Moderar los azúcares: el alcohol y los azúcares
simples (alimentos refinados, sacarosa) provocan picos de insulina, uno
de los grandes promotores del acúmulo de masa grasa. Y a mayor masa
grasa, más aromatasa.
Té verde: contribuye a disminuir la masa grasa
gracias a polifenoles como la epigalocatequina. Además,