“Los cuatro acuerdos” es un ensayo escrito por el médico mexicano Miguel Ruiz que
está basado en la sabiduría de los antiguos toltecas. Relata la
cosmovisión que debería tener un ser humano para estar en equilibrio.
Para lograrlo se debe, en primer lugar,
entender que todos los humanos tienen un complejo sistema de creencias,
adquirido por influencia social, familiar, educacional, y que con
frecuencia dichas creencias adquiridas los perturban mental y
emocionalmente, creando infelicidad; en segundo lugar, aprender que se
puede modificar el sistema de creencias para conseguir el equilibrio
interior que lleva a la felicidad. Para lograrlo, se pueden poner en
práctica los cuatro acuerdos, que son los siguientes:
1º Sé impecable con tus palabras
La palabra es un poder que posee el ser
humano, y esto le diferencia del resto de seres vivos. Con la palabra
puedes influir directamente en tu entorno y en todos los seres que te
rodean. Esto es fácil de comprender considerándote a ti mismo: todos
hemos experimentando alguna vez como nos afecta cuando nos llaman
inútiles, feos, esto lo haces mal, no apruebo lo que estás haciendo…
Incluso cuando tenemos la total convicción de que no es verdad, el oír
esas valoraciones nos hace daño. A veces podemos adoptar el acuerdo
dañino “soy estúpido”, solamente porque nos lo haya dicho una
determinada persona. Ese es el poder de la palabra.
Este acuerdo debe de comenzar
adoptándose desde uno mismo. Ser impecable con tus palabras es no
utilizarlas contra ti mismo. Cuando eres impecable, asumes la
responsabilidad de tus actos, per sin juzgarte ni culparte. Esto se
consigue amándote a ti mismo. Cuando te amas a ti mismo, expresarás ese
amor en tu relación con los demás y serás impecable con tus palabras. Si
amas, te amarán. Si insultas, te insultarán.
"Nuestra forma de expresarnos es un compromiso con nosotros mismos, y con el resto de la humanidad".
2º No tomes las cosas como algo personal
Este acuerdo es el que nos protege del
poder de las palabras de otras personas. No debemos tomarnos nada
personalmente, porque cuando alguien nos juzga, lo está haciendo en
función de sus propios acuerdos y no los tuyos. Cuando alguien te da su
opinión, lo hace según su propio sistema de sentimientos, creencias y
opiniones, que no tienes porque aceptar como tuyo. La opinión de la
persona que te juzga, varía según si en ese momento se siente feliz o
desgraciado, si un día está de buenas contigo, o está enfadado. No
puedes tomarte personalmente cualquier opinión que te transmitan. Cuando
una persona no es impecable con sus palabras, intentará herirte con
ellas y transmitirte su veneno emocional.
Ámate a ti mismo, y la confianza que
tienes en ti no dependerá de lo que hagan o digan los demás. Adoptando
el segundo acuerdo “No te tomes nada personalmente”, te moverás por el
mundo con el corazón abierto por completo y nadie te herirá.
3º No hagas suposiciones
Cuando hacemos suposiciones, creemos
siempre que lo que