Seguramente habrás oído hablar de los prebióticos y probióticos, o habrás visto estos términos en variedad de productos alimenticios. ¿Sabías que la palabra griega probiótico es una palabra griega que significa "a favor de la vida"?.
El término «probiótico» se refiere a los productos que contienen microorganismos vivos que sobreviven al paso por el tracto gastrointestinal y tienen efectos beneficiosos en el huésped (Fuller, 1991).
Son bacterias vivas que se administran en cápsulas o en polvo, o se encuentran incorporadas al yogur que cuando se administran en cantidades adecuadas, promueven beneficios en la salud de la persona que los toma gracias a que mejoran el funcionamiento de la flora intestinal y, por lo tanto, el correcto funcionamiento del aparato digestivo.
- Pueden mejorar algunos trastornos digestivos, como diarrea, el estreñimiento, la
pesadez, los gases e incluso el mal aliento.
- Ayudan a reforzas e incrementar las defensas, así como a prevenir y mejorar los síntomas de algunas enfermedades inflamatorias de carácter intestinal y también a nivel cutáneo.
Es muy importante conocer las dosis adecuadas de cada cepa que queremos introducir en el intestino; hay que asegurarse de que estas preparaciones contienen los elementos vivos, puros y sin aditivos y que presentan las formulaciones apropiadas para sobrevivir en su camino hacia el colon. Hay mucha oferta en el mercado, pero siempre se recomienda encarecidamente el consejo profesional.
Es mejor utilizar las fórmulas sin mucha mezcla de las distintas cepas, alternar la toma de los diferentes tipos de lactobacillus, bifidus y acidofilus. Estas son las tres líneas más representativas.
En la consulta de la Dra Irina observa que algunos de sus pacientes, cuando ingieren los remedios para la microflora intestinal a base de las diferentes levaduras (como de cerveza), pueden experimentar un incremento de sus flatulencias. Esto se debe a la presencia concomitante de intolerancias alimentarias o candidiasis. Cuando comienzas a administrarte un nuevo suplemento nutritivo, tienes que observar con mucha atención la respuesta de tu sistema digestivo.
Desde las tempranas observaciones de Ilia Metchnikov, los efectos beneficiosos de las bacterias ácido-lácticas (LAB) en la salud humana o animal ha interesado a los científicos.
Hace casi un siglo, este Premio Nobel estableció claramente que las bacterias no son necesariamente perjudiciales para el hombre; por el contrario, pueden jugar un importante papel en nuestro bienestar. De hecho, él fue el primero en recomendar la ingestión de cultivos vivos de microorganismos: el rol natural del LAB era prevenir la putrefacción. En su opinión, este efecto fue una causa indirecta de la prolongada expectativa de vida observada en las poblaciones caucásicas que consumían grandes cantidades de productos de leche fermentada.
Desde entonces, se ha llevado a cabo una considerable investigación en el campo de lo que ha llegado a conocerse como probióticos.
Los alimentos probióticos ejercen beneficios en la salud del consumidor que van más allá de su utilidad asociada a su contenido en energía y nutrientes.
Entre los efectos que mencionan científicos muy diversos acerca del yogur con gérmenes vivos o probiótico cabe señalar los siguientes:
• Mejora la diarrea de diversa etiología.
• Disminuye la intolerancia a la lactosa.
• Mejora el ecosistema intestinal.
• Mantiene el equilibrio bacteriano.
• Modula la respuesta inmune.
• Mejora la respuesta antibacteriana.
• Protege frente al cáncer.
La administración de probióticos a los recién nacidos o a los adultos condiciona cambios en el perfil microbiano y la actividad metabólica de las heces. Incluso admitiendo que los cambios que se producen sean pequeños, cuando se aplican a situaciones patológicas, con frecuencia son suficientes para alterar beneficiosamente el curso de la enfermedad.
Las situaciones de la administración de probióticos condicionan un incremento en la cantidad de bifidobacterias y lactobacilos en las heces, un descenso en el pH fecal, y una disminución en las actividades enzimáticas bacterianas que están asociadas con el desarrollo del cáncer de colon (Bezkorovainy, 2001; Capurso, 2005).
No hay evidencia de que los alimentos probióticos (como yogures) se adhieran a las células de la mucosa. Recordad que son turistas: son las bacterias en tránsito. Su acción beneficiosa ha sido explicada por su habilidad para interferir con la adherencia de los patógenos en las células de la mucosa intestinal. Ellos no pueden quedarse, pero tampoco permiten a los malos hacerlo. Aunque los probióticos atraviesan el intestino y se eliminan con las heces, producen los efectos deseados en la luz intestinal. Por ello, para obtener un beneficio continuo, los microorganismos beneficiosos deben ser ingeridos continuamente.
En cambio, los prebióticos no son microorganismos vivos. La principal diferencia con los probióticos es que se trata de sustancias que simplemente estimulan el crecimiento de los probióticos y de otras bacterias que se encuentran en nuestro organismo al formar parte de la flora intestinal. Los prebióticos son carbohidratos no digeribles de fibra dietética que después de su tránsito por el intestino delgado llegan al colon prácticamente sin modificación alguna.
Tiene, un efecto beneficioso para el organismo. Los podemos encontrar en alcachofas, legumbres, patata, ajo, cebolla, puerro, trigo, etc.
El prebiótico más conocido es la inulina, que se puede tomar, por ejemplo, en polvo, en comprimidos o en zumo de ciruelas, es una fibra que se encuentra en gran cantidad en la mayoría de las legumbres; las raíces; los tubérculos; muchas verduras, como los ajos, cebollas, alcachofas, coles; algunos cereales y frutos secos; las ciruelas pasas especialmente.
La inulina estimula el crecimiento de la microflora intestinal beneficiosa. Ello se debe a que atraviesa el estómago y el duodeno prácticamente sin sufrir cambios y alcanza el intestino delgado casi sin ser digerida. Aquí está disponible para ser metabolizada por algunos de los microorganismos intestinales, como las bifidobacterias y los lactobacilos, promoviendo su asentamiento y su desarrollo.
La toma diaria de batidos variados de frutas y verduras te asegurará un suplemento adecuado de los prebióticos (la forma triturada libera mucha más fibra y pectina necesarias).
Para más información, en relación con todos los compuestos descritos, así como sus formulaciones correctas, modo de administración, indicaciones, cuidados a tener en cuenta y efectos colaterales, visita la web: www. inteligenciadigesiva.com.
Hay que destacar que los prebióticos actúan junto con los probióticos repoblando la flora intestinal y optimizando sus funciones, lo que contribuye a mejorar la salud del organismo.
Cómo debe ser un buen probiótico.
Para actuar eficazmente sobre la microflora intestinal, los probióticos deben cumplir varias condiciones principales:
- Se necesita un conjunto de cepas bacterianas testadas clínicamnete y con carácteres probióticos complementarios.
- Se necesita una población bacteriana elevada: mil millones de bacterias es el mínimo. Por debajo de esa cifra, el efecto de los probióticos es prácticamente nulo. Diez mil millones de bacterias es lo recomendable, una cantidad que garantiza una eficacia elevada cuando la flora intestinal está desequilibrada. Por otro lado, recuerda que, a lo largo de su trayecto por el tracto intestinal, las bacterias soportan ácidos gástricos elevados que destruirán las que sean más débiles.
- Se necesita agregar un conjunto de ingredientes que permitan que las bacterias probióticas desarrollarse rápidamente en el intestino.
- El conjunto se debe conservar en forma de polvo liofilizado dentro de sobres estanco en una atmósfera de nitrógeno, al abrigo de la luz, del oxígeno, del aire y de la humedad.
Las personas que toman probióticos muchas veces los toman de manera incorrecta, simplemente porque los consumen en el momento equivocado, lo que reduce bastante su eficacia. Los probióticos se destruyen en gran mediada por la acidez del estómago, así que es muy importante tomar probióticos cuando el estómago está vacío o, dicho de otro modo, al levantarse por la mañana, ya que en ese momento el pH del estómago es prácticamente neutro.
La forma perfecta de tomar probióticos es diluyendo el producto en polvo en un vaso de agua templada a unos 35ºC (para reavivar las bacterias, sin matarlas por el efecto del agua muy fría o muy caliente), y después beber el contenido, que directamente pasará al intestino a través del píloro, que está abierto. De este modo, los probióticos se mantendrán sanos y salvos en tu organismo y podrán viajar por el intestino delgado hasta llegar a su destino final, el colon.
Nunca viajes sin ellos.
Siempre que viajes al extranjero llévatre reservas de probióticos. Cuando se visitan otros países existe siempre una posibilidad de que tu sistema digestivo pueda ser sensible a alimentos a los que no estás acostumbrado. Un cambio que no sólo puede causar molestias digestivas e intestinales, sino que también puede provocarte estrés. Si empiezas a tener molestias cuando estás de viaje, toma probióticos para ayudar al sistema digestivo a recuperarse y a volver a funcionar con normailidad.
Cómo incluir de forma natural prebióticos en nuestros platos.
Los prebióticos son ingredientes de la comida no digeribles (principalmente fructo y galactooligosacáridos) que promueven selectivamente el crecimiento y la actividad de un número limitado de especies bacterianas «buenas». Los prebióticos representan una comida preferida para nuestras bacterias buenas, un recurso fácil y rico para el combustible. Es un nutriente imprescindible para mantener a nuestros amigos vivos y proporcionar salud digestiva. La alimentación es clave; no se puede favorecer la ecología equilibrada con los
antibióticos, es obvio, pero tampoco con un abuso de las proteínas y comidas rápidas, refinadas y prefabricadas.
Puedes tomar una cantidad enorme de yogures, pero todas estas bacterias, tanto las que normalmente te habitan como las de tránsito, quieren comer, y además los subproductos de sus metabolismos nutren tus células. Con hambre mueren: no son carnívoras, sino más bien vegetarianas.
1. Añadir espárragos o alcachofas a nuestras recetas para aprovechar los frutooligosacáridos o la inulina, respectivamente.
2. Cocinar el boniato con piel o no muy hecho: de esta manera, conservamos su fibra indigerible, que se comporta como un prebiótico en el intestino.
3. Incluir legumbres como ingredientes habituales de nuestros platos.
4. Utiliar alimentos integrales dereivados del trigo, la avena o la cebada que contiene inulina.
Como podemos ver hay diferentes formas de obtener prebióticos de alimentos natuarales y, así, fomentar el desarrollo de probióticos en el intestino que, como ya sabemos, benefician la flora del organismo y su funcionamiento.
Necesitamos de 6 a 8 gramos de prebióticos al día para alimentar a nuestros probióticos. Eso equivale a una cebolla, tres dientes de ajo o medio kilo de plátanos, todo crudo. Por desgracia, nuestra dieta actual es muy baja en prebióticos. Con una dieta variada, que incluya fermentados como el yogur (no pasteurizado) o el kéfir, tu cuerpo está más que servido tanto de prebióticos, pero si no comes bien o estás en una situación de estrés, la flora intestinal puede verse afectada. Una ronda de antibióticos o el cloro del agua corriente pueden terminar con tus bacterias. Ése es el momento de tomar suplementos.
Fuente Norma Cebrián - Nutrición con sabor, Sonia Santos Núñez - Licenciada en biología, Dra Irina Matveikova - Inteligencia Digestiva
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