Planta muy beneficiosa para todas las afecciones de la próstata.
Descripción:
- "Epilobium parviflorum". La denominación "parviflorum" deriva del latín "parvus" (pequeño) y "florus" (flor), aludiendo al pequeño tamaño de las flores en relación a otras especies del mismo género (Epilobium). Es una especie de planta herbácea perenne de la familia "Onagraceae".
- Crece en las regiones templadas de ambos hemisferios y se puede encontrar en lugares húmedos, charcas, fuentes, cascadas, y a las orillas de arroyos y ríos en toda Europa, excepto Islandia.
- Tiene hojas cuneadas en su base y débilmente dentadas, con flores más pequeñas de pétalos muy mellados rosa-morado pálido, de 6 - 9 mm, tallo robusto, de pelo lanoso, tiene una altura de entre 30 y 100 cm hojas oblongas a lineal-lanceoladas, las superiores alternas.
- Realiza la floración entre los meses de junio y septiembre. Aunque aguanta bien las condiciones invernales y los lugares sombreados, prefiere zonas con luz para desarrollarse.
Contiene una importante cantidad de compuestos polifenólicos, como los taninos, y compuestos polisacáridos, como la pectina y el mucílago.
Propiedades:
- Estudios del extracto fluido de epilobio presentan una acción antitumoral, aumento de las defensas, acción antibacterial, antiviral y una importante capacidad antioxidante, aunque ésta última no ha sido probada en humanos. También a partir de estudios realizados se ha probado que no presenta toxicidad importante ni riesgo de mortalidad.
- Se le atribuyen a los taninos propiedades astringentes (cicatrizantes y antiinflamatorias), los elagitaninos oenoteina A y más específicamente la B, presentan una acción antiademosa prostática, al inhibir la actividad de la 5 alfareductasa y aromatasa, enzimas relacionadas con la hiperplasia prostática benigna, ayudando de esta manera a que el tamaño de la próstata no aumente, e incluso disminuya, impidiendo que ésta comprima la vejiga y la uretra.
- La pectina es utilizada en medicina como absorbente intestinal. Además se le han atribuido algunos efectos beneficiosos para la prevención del cáncer, sobre todo colorrectal, incluso efectos inhibidores sobre alguna proteína (galectina-3) que facilita la dispersión de las células cancerosas en el organismo. Tanto la pectina como el mucílago, también utilizado en medicina como excipiente, ayudan a la absorción por parte del organismo de los principios activos de la planta.
- Es por tanto, el epilobium parviflorum, una planta que presenta importantes beneficios para los problemas de próstata que muchos hombres presentan a cierta edad, así como otras propiedades y aplicaciones debido a sus efectos antiinflamatorios. La acción antiinflamatoria es debido al miricetin 3-0-beta-D-glucuronido que presentó experimentalmente una potente acción antiflogística (más de diez veces superior a la indometacina) e inhibidora de la síntesis de prostaglandinas (comparable a la de la indometacina).
- Utilizado para combatir diarreas, gastrointeritis y otras inflamaciones de la mucosa digestiva, e incluso externamente para el tratamiento de dermatitis, faringitis, problemas bucales y algunas heridas y úlceras superficiales. Se puede tomar en infusión, extracto o aplicándola como ungüento sobre la piel, dependiendo de la necesidad de cada persona.
Fácil de encontrar de forma natural y no es exigente en los cuidados para su cultivo, tenemos en el Epilobium parviflorum otro regalo de la naturaleza para nuestra salud y bienestar.
María Treven nos cuenta su experiencia con esta planta en personas que la han tomado:
De un padre de familia recibí una vez una carta en la que ponía estas palabras: »Le suplico de rodillas que me indique un camino para recuperar mi salud y devolverle a mi familia, que sufre, igual que yo, un padre sano.« Primero me había descrito su vía crucis:
En 1961 se agudizó una inflamación crónica de la próstata, después de haberse bañado en agua radioactiva. Lo mandaron de un hospital a otro, sin que ningún médico se decidiera a operarlo; estaba desesperado. Cada evacuación del vientre iba acompañada de sangre y pus. La gran cantidad de medicamentos que tomaba le causaron úlceras duodenales, la destrucción de la flora intestinal y una grave insuficiencia hepática. Estaba más cerca de la muerte que de la vida y finalmente el médico le ordenó que se dejara de tomar todos los medicamentos. Después lo operaron, según escribió, con »bisturí eléctrico«. Pero a pesar de la operación la inflamación no se le había quitado. Tabletas e inyecciones empeoraron nuevamente su estado de salud. Finalmente tomó infusión de Ortiga y de Epilobio, lo cual mejoró su enfermedad hasta tal punto que hoy ya puede ir al trabajo. Quizás este padre de familia tan probado no hubiera tenido que sufrir este calvario si hubiera conocido a tiempo el Epilobio de flor pequeña, que cura radicalmente todas las afecciones de la próstata.
El Epilobio, que hasta hace poco se desconocía como planta curativa y tampoco se mencionaba en ninguno de los herbarios comunes, ha conseguido un éxito triunfal como remedio vegetal contra las enfermedades de la próstata sólo desde su presentación en la primera edición de mi folleto »Salud de la Botica del Señor«. En muy poco tiempo se ha hecho famoso dentro y fuera de Europa, sobre todo por haber curado a tantos prostáticos.
Últimamente ya aparece en los herbarios y en revistas especializadas. Sin embargo existe una cierta inseguridad debido al gran número de variedades de esta planta.
Las siguientes variedades se pueden considerar como curativas: El Epilobio de color rosa (Epilobium roseum), el Epilobio de flor pequeña (Epilobium parviflorum), el Epilobio de montaña (Epilobium montanum), el Epilobio verdescuro (Epilobium obscurum), el Epilobio lanceolado (Epilobium lanzeolatum), el Epilobio de colina (Epilobium collinum), el Epilobio de pantano (Epilobium palustre), el Epilobio de guijo (Epilobium fleischeri), el Epilobio de los Alpes (Epilobium anagallidifolium).
Los Epilobios curativos se pueden identificar a través de su flor pequeña de color rojizo, rosa pálido o casi blanco. Esta parece estar clavada en la punta de una vaina (de cuatro valvas) alargada y delgada que al secarse y abrirse despide infinitas semillas coronadas por sendas mechitas de pelo blanco algodonoso.
En el Tirol se conoce el Epilobio con el nombre de »Cabello de mujer«.
De las mencionadas variedades medicinales se recolecta la hierba entera, es decir el tallo, las hojas y las flores, procurando cortar la planta a media altura (se deja romper fácilmente) para que puedan desarrollarse renuevos. La hierba recién cogida se corta a pedacitos. De la infusión de Epilobio se beben incluso en los casos más graves sólo dos tazas al día, a saber, una por la mañana en ayunas y la otra por la noche. Pero esto no quiere decir que uno pueda ahorrarse el ir al médico. Es imprescindible consultarlo cuando se trate de enfermedades graves.
Existen dos variedades de Epilobio que jamás deben ser recolectadas, pero que tampoco se confunden fácilmente con las de flor pequeña. Se trata de la Hierba de San Antonio (Epilobium hirsutum) y del Epilobio de bosque (Epilobium angustifolium).
La primera tiene flores de unos 2 cm. de anchura, de color purpúreo. Crece en los matorrales a orillas de las acequias y de los arroyos y puede alcanzar 150 cm. de altura; los tallos y las hojas son carnosos y están cubiertos de un vello muy suave. Richard Willfort, el conocido fitobiólogo austriaco, que sí que conocía el Epilobio como planta medicinal, dice en su libro que el Epilobio de flor pequeña se puede confundir con la Hierba de San Antonio; ésta se hace mucho más alta, tiene las hojas y los tallos carnosos y las flores cinco veces más grandes que aquella, pero produce el efecto contrario.
El Epilobio de bosque alcanza una altura de 150 cm. y se cría en los claros y linderos de los bosques, en los desmontes y sobre todo donde crecen los frambuesos salvajes. Las grandes flores purpúreas están agrupadas en largos racimos piramidales sobre un tallo rojizo. Se presenta en abundancia formando durante la floración verdaderas llanuras ardientes. Este Epilobio no vale para combatir las afecciones de la próstata.
Siendo yo todavía muy joven murió mi suegro, en la flor de su vida, de una hipertrofía de la próstata. Un vecino nuestro, muy instruido en la ciencia de las hierbas medicinales, me enseño entonces el Epilobio de flor pequeña y comentó: »Si su suegro hubiera tomado infusión de esta planta estaría hoy aún en vida. ¡Grávese esta planta en la memoria! Usted es todavía una mujer joven y podrá ayudar a muchos con ella.« Pero como suele suceder cuando uno es joven y está sano, no le hice mucho caso a esta hierba. Sin embargo mi madre sí. Ella la recolectaba cada año y ayudaba a muchos enfermos de la vejiga y de los riñones.
La eficacia curativa de esta planta es tal que muchas veces quita instantáneamente las molestias debidas a las afecciones de la próstata. Ha habido casos en que hombres que ya estaban a punto de operarse y expelían la orina a gotas, sintieron alivio después de tomar una sola taza de infusión de Epilobio. Está claro que para conseguir una curación total hay que tomar la infusión durante un período.
Mi madre me contó el caso de un hombre que se había operado tres veces — cáncer de la vejiga clínicamente demostrado — y que se encontraba en condiciones físicas deplorables. Yo le aconsejé que bebiera infusión de Epilobio. A través de su médico me enteré más tarde de la curación del enfermo. Esto sucedió en un tiempo en que yo todavía no me dedicaba a las plantas medicinales. Aquella curación me causó una impresión profunda. Mi madre me advirtió que si ella una vez muriera, no olvidara nunca de recolectar en verano esta planta. El día de la Candelaria de 1961 falleció mi querida madre y aquel año me olvidé dé coger Epilobio.
En otoño del mismo año supe en la consulta de mi médico que un conocido mío se encontraba sin ninguna esperanza en el hospital con cáncer de la vejiga. »i No«, exclamé, »un hombre tan bueno no debe morir!« Me acordé del Epilobio, pero el médico, aunque no era contrario a las plantas curativas, dijo que en ese caso ya no había remedio. Pero como había olvidado de recolectar la hierba me entró un pánico al pensar que a mediados de octubre la planta estaría ya sin flor y seca. No obstante me fui a buscarla. Me acordé de un sitio donde la había visto florecer en verano. Aunque allí sólo encontré ya unos tallos amarillos, los cogí y se los mandé cortados a pedacitos a la mujer del pobre enfermo. Este empezó a tomar dos tazas diarias, una por la mañana y otra por la tarde y al cabo de 15 días me llamó el médico por teléfono diciéndome que el enfermó había mejorado considerablemente y añadió riéndose: »Con que tú hierba ayuda, ¿eh?« Desde entonces he podido ayudar a centenares de personas, tal como me lo había sugerido el anciano de mi pueblo: »¡Grávese esta planta en la memoria! Usted podrá ayudar a muchos con ella. «
Un farmacéutico de Munich me enseñó una antigua farmacopea según la cual por 1880 el Epilobio todavía se citaba oficialmente. Medicamentos químicos suprimieron por completo su uso. Pero a través de mis conferencias, excursiones botánicas y publicaciones, el Epilobio ha vuelto a ser apreciado en todas las capas de la población.
Mis sugerencias tienen gran resonancia en muchas personas, ya que por dondequiera que pase con mi marido en nuestros paseos, sea en las montañas, por los caminos de los bosques, a orillas de arroyos o en desmontes, incluso en las colinas cercanas a Linz, observamos con gran satisfacción que la gente ha arrancado cuidadosamente el tallo central de la planta. Quien conoce esta hierba medicinal la estima y procura no estropearla para que no se extinga. Recolectándolo debidamente, el Epilobio se renueva dos o tres veces. En primavera brota del rizoma una nueva planta.
Por las cartas que recibo me entero con gran placer de que el Epilobio de flor pequeña se cría en muchos huertos entre las fresas, las verduras y los arbustos. Antes se arrancaba como hierba mala. ¡A cuántos infelices hubiera podido devolver la salud y el ánimo de vivir! Hace poco pude ayudar a un sacerdote afectado de cáncer de próstata y de vejiga a quien los médicos tenían por incurable. Hoy ha recuperado sus fuerzas y puede dedicarse plenamente a su oficio.
La eficacia curativa de esta planta es tal que muchas veces quita instantáneamente las molestias debidas a las afecciones de la próstata. Ha habido casos en que hombres que ya estaban a punto de operarse y expelían la orina a gotas, sintieron alivio después de tomar una sola taza de infusión de Epilobio. Está claro que para conseguir una curación total hay que tomar la infusión durante un período.
Mi madre me contó el caso de un hombre que se había operado tres veces — cáncer de la vejiga clínicamente demostrado — y que se encontraba en condiciones físicas deplorables. Yo le aconsejé que bebiera infusión de Epilobio. A través de su médico me enteré más tarde de la curación del enfermo. Esto sucedió en un tiempo en que yo todavía no me dedicaba a las plantas medicinales. Aquella curación me causó una impresión profunda. Mi madre me advirtió que si ella una vez muriera, no olvidara nunca de recolectar en verano esta planta. El día de la Candelaria de 1961 falleció mi querida madre y aquel año me olvidé dé coger Epilobio.
En otoño del mismo año supe en la consulta de mi médico que un conocido mío se encontraba sin ninguna esperanza en el hospital con cáncer de la vejiga. »i No«, exclamé, »un hombre tan bueno no debe morir!« Me acordé del Epilobio, pero el médico, aunque no era contrario a las plantas curativas, dijo que en ese caso ya no había remedio. Pero como había olvidado de recolectar la hierba me entró un pánico al pensar que a mediados de octubre la planta estaría ya sin flor y seca. No obstante me fui a buscarla. Me acordé de un sitio donde la había visto florecer en verano. Aunque allí sólo encontré ya unos tallos amarillos, los cogí y se los mandé cortados a pedacitos a la mujer del pobre enfermo. Este empezó a tomar dos tazas diarias, una por la mañana y otra por la tarde y al cabo de 15 días me llamó el médico por teléfono diciéndome que el enfermó había mejorado considerablemente y añadió riéndose: »Con que tú hierba ayuda, ¿eh?« Desde entonces he podido ayudar a centenares de personas, tal como me lo había sugerido el anciano de mi pueblo: »¡Grávese esta planta en la memoria! Usted podrá ayudar a muchos con ella. «
Un farmacéutico de Munich me enseñó una antigua farmacopea según la cual por 1880 el Epilobio todavía se citaba oficialmente. Medicamentos químicos suprimieron por completo su uso. Pero a través de mis conferencias, excursiones botánicas y publicaciones, el Epilobio ha vuelto a ser apreciado en todas las capas de la población.
Mis sugerencias tienen gran resonancia en muchas personas, ya que por dondequiera que pase con mi marido en nuestros paseos, sea en las montañas, por los caminos de los bosques, a orillas de arroyos o en desmontes, incluso en las colinas cercanas a Linz, observamos con gran satisfacción que la gente ha arrancado cuidadosamente el tallo central de la planta. Quien conoce esta hierba medicinal la estima y procura no estropearla para que no se extinga. Recolectándolo debidamente, el Epilobio se renueva dos o tres veces. En primavera brota del rizoma una nueva planta.
Por las cartas que recibo me entero con gran placer de que el Epilobio de flor pequeña se cría en muchos huertos entre las fresas, las verduras y los arbustos. Antes se arrancaba como hierba mala. ¡A cuántos infelices hubiera podido devolver la salud y el ánimo de vivir! Hace poco pude ayudar a un sacerdote afectado de cáncer de próstata y de vejiga a quien los médicos tenían por incurable. Hoy ha recuperado sus fuerzas y puede dedicarse plenamente a su oficio.
Una señora de la Selva Negra me escribe lo siguiente: »Mi cuñada tuvo como consecuencia de un tratamiento del bajo vientre con rayos, lesiones en los intestinos y en la vejiga. Le dieron tan fuertes dolores de vejiga que el médico tuvo que darle morfina para calmarlos. Finalmente nos decidimos a buscar, con ayuda del dibujo en ,Salud de la Botica del Señor' el Epilobio de flor pequeña; lo encontramos y después de tomar la enferma durante una semana la infusión desaparecieron los dolores. ¡Estos son los milagros de la farmacia de Dios!«
Con el Epilobio de flor pequeña se curan muchos prostáticos, a veces sin tener que operarse. En los casos donde ya se haya operado, el Epilobio elimina el escozor y las otras molestias postoperatorias. Pero en cada caso es imprescindible consultar al médico.
Desde Coburg me escribe un prostático reconvaleciente: »El Epilobio de flor pequeña me ha ayudado a curar mi próstata. Estando en el hospital como consecuencia de un infarto de corazón tuve problemas con la próstata, y como mi corazón enfermo no permitía ninguna clase de operación, me dijeron que si empeorara tendrían que introducirme una sonda permanente. En eso me alcanzó la noticia del maravilloso Epilobio de flor pequeña, que había ayudado a tantos en casos semejantes. Empecé a tomar tres tazas diarias; en pocos días se fueron todas las molestias prostáticas. De momento sigo tomando dos tazas por día para conseguir una curación completa. A Nuestro Señor le doy las gracias de todo corazón y deseo que usted, señora Treben, pueda socorrer con el Epilobio a muchas personas en estos trances difíciles. Es increíble lo que consiguen las hierbas medicinales del Señor donde la medicina clásica fracasa. «
Con el Epilobio de flor pequeña se curan muchos prostáticos, a veces sin tener que operarse. En los casos donde ya se haya operado, el Epilobio elimina el escozor y las otras molestias postoperatorias. Pero en cada caso es imprescindible consultar al médico.
Desde Coburg me escribe un prostático reconvaleciente: »El Epilobio de flor pequeña me ha ayudado a curar mi próstata. Estando en el hospital como consecuencia de un infarto de corazón tuve problemas con la próstata, y como mi corazón enfermo no permitía ninguna clase de operación, me dijeron que si empeorara tendrían que introducirme una sonda permanente. En eso me alcanzó la noticia del maravilloso Epilobio de flor pequeña, que había ayudado a tantos en casos semejantes. Empecé a tomar tres tazas diarias; en pocos días se fueron todas las molestias prostáticas. De momento sigo tomando dos tazas por día para conseguir una curación completa. A Nuestro Señor le doy las gracias de todo corazón y deseo que usted, señora Treben, pueda socorrer con el Epilobio a muchas personas en estos trances difíciles. Es increíble lo que consiguen las hierbas medicinales del Señor donde la medicina clásica fracasa. «
MODO
DE PREPARACIÓN
Infusión:
Se echa 1/4 I. de agua hirviendo sobre 1 cucharadita repleta de
hierbas y se deja un poco en reposo unos cinco minutos y se cuela,
endulzar con stevia. Sólo se toman 2 tazas diarias, una por la
mañana en ayunas y la otra media hora antes de la cena.
El
tiempo que se debe tomar deberá ser hasta que se note la mejoría.
No produce dependencia ni provoca daños.
Estudios
científicos recientes han
comprobado la acción farmacológica de esta valiosa planta que
contiene una importante cantidad de compuestos polifenólicos,
dentre de los cuales los flavonoides
donde presentan el efecto que tiene la planta en referencia a la
Hiperplasia
y el cáncer
de próstata.
NOTA:
Para seguir cualquier tratamiento, por muy poco peligro que pueda
tener, siempre es recomendable la consulta con un profesional.
Fuente María Treven Salud de la Botica del Señor
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