viernes, 1 de abril de 2016

Pon orden en tu vida, tendrás menos estrés.

  • ¿Buscas un propósito realizable para este año? Ponte enfrente de tu armario, pon orden y deshazte de paso del caos existencial. Las piezas de tu vida encajarán como un puzzle. 
En el 2016, desmarquémonos de los buenos propósitos de toda la vida, demasiado vistos y frustrantes. Emprendamos uno que está al alcance de la mano y que, a decir de los gurús, supondrá una revolución vital absoluta: poner orden.
Y no es que haya que buscarle un sentido rebuscado a la idea, sino de ceñirse al concepto clásico de organizar armarios, tirar trastos, archivar los papeles...

El resto, los efectos más profundos y existenciales, vendrán solos. Porque dicen los expertos que basta con colocar las cosas que nos rodean para que la vida comience a cambiar y las piezas encajen como un puzzle: más orden equivale a más tiempo disponible, más serenidad, mejor armonía familiar, menos estrés, mayor bienestar.

Deshacerse de lo que lo estorba es una manera de ocuparse de uno mismo y permite reencontrarse con la energía perdida, con los intereses personales arrinconados y con los objetivos vitales olvidados.

La japonesa Marie Kondo es la gran gurú del orden y está considerada como una de las mujeres más influyentes del mundo. Imparte cursos y conferencias multitudinarias, y ha vendido más de tres millones de ejemplares de sus libros. Según su experiencia, las personas que han puesto en práctica sus métodos organizativos vivieron una revolución integral: "Haber puesto su casa en orden afectó a todos los demás aspectos de su vida, incluidos trabajo y familia", afirma en su best seller La magia del orden (Ed. Aguilar), donde asegura que algo tan aparentemente trivial tiene efectos transformadores en nuestro modo de pensar y en cómo enfocamos el futuro.

 "Básicamente, cuando organizas tu hogar también pones en orden tus asuntos y tu pasado. Como resultado, puedes ver con claridad lo que necesitas en tu vida y lo que no, lo que debes hacer y lo que no. Este proceso nos ayuda a
identificar nuestros valores y reduce nuestras dudas y confusiones al tomar decisiones".

Extraemos las mejores enseñanzas de organizadores expertos para que este sea uno de los propósitos cumplidos de 2016.


  • Observa, visualiza, imagina...
El primer paso es... no mover un dedo. Hay que tomarse tiempo para observar el espacio con ojos nuevos e identificar lo superfluo.

Marie Kondo propone un ejercicio de visualización: "Imagina tu vida y tu interior cuando el espacio esté en orden. El sentido tanto de desechar como de conservar cosas es ser feliz.

Antes de empezar a organizar contempla el estilo de vida al que aspiras y pregúntate "¿Por qué quiero organizar?". Librarse del exceso hace nuestra vida más ligera, más libre y feliz.
 
El psicólogo Víctor Jiménez, autor de Cómo simplificar tu vida, sugiere "dirigir la mirada menos hacia lo saturado y más hacia los espacios en blanco, los silencios, lo natural... en pocas palabras, ir hacia lo simple".
El autor se ha convertido en defensor acérrimo de la frugalidad. "La sencillez y la simplicidad permiten reacomodar las prioridades, para que lo esencial surja del fondo, como una figura en un cuadro".


  • ¿Tienes tendencia a acumular?
Los acumuladores han desarrollado un lazo tan fuerte con los objetos, que no pueden deshacerse de ellos sin tener el sentimiento de perder una parte de sí mismos. Responde a una necesidad de seguridad y evidencia una forma de ansiedad.

Están los "acumuladores afectivos" que atesoran naderías diversas porque les evocan un recuerdo; los "acumuladores instrumentales", que no se atreven a tirar nada porque están convencidos de que tal o cual cachivache algún día les hará falta; los "acumuladores altruistas" almacenan cosas con la intención (siempre aplazada) de dárselo a otros.
Y por último están los "acumuladores económicos", que amontonan pertenencias porque les costaron un buen dinero.

Todos suelen responder al mismo perfil de personas con dificultades para tomar decisiones.

"Si indagamos en las razones de por qué no nos desprendemos de algo, sólo encontramos dos: apego al pasado y ansiedad por el futuro", sintetiza Kondo.


  •  Rompe la tradición y dí adiós a la culpa
Hay que tomar conciencia de la causa del desorden. Si no, igual que en un régimen de adelgazamiento mal diseñado, habrá un efecto rebote y el caos (como los kilos) volverá.

Una de las causas más frecuentes es la herencia. Si nuestros padres no eran muy organizados, existe un alto riesgo de que sus caóticos hábitos nos hayan sido transmitidos. Las recetas de cocina se transmiten de generación en generación, no así los secretos familiares de una buena organización. "Cuando de organización se trata, todos somos autodidactas", señala.

Un segundo motivo frecuente es el sentimiento de culpa. Nos parece mal deshacernos de algo que nos regalaron, aunque ni nos guste, ni nos sirva, ni le prestemos jamás ninguna atención.

Marie Kondo nos invita a tirar los remilgos a la basura: "El verdadero propósito de un regalo es ser recibido, transmitir los sentimientos de alguien. No debes sentirte culpable de tirarlo, solo agradécele la alegría de cuando lo recibiste". Así de sencillo.


  • Un desafío detrás de otro
Otra maestra internacional de la disciplina organizativa, Joanne Tatham, coach especializada en bienestar y fan del movimiento minimalista, ha creado un programa de 21 días para poner orden.

Para alcanzar la meta, propone estrategias como deshacernos de un objeto al día, desafiarnos a pasar tres meses usando únicamente 30 prendas de vestir; o fijarnos un día a la semana libre de compras, en los que no iremos ni a por el pan... y no pasará nada."Retarse a uno mismo ayuda a crear nuevos hábitos.

Estas pequeñas acciones permiten evaluar mejor lo que poseemos, darnos cuenta de que hay muchísimas cosas que no echamos de menos en absoluto".


  • Definir un plan de ataque... y cumplirlo
Los hay partidarios del poco a poco, que proponen dedicarle a la tarea 15 minutos cada día. Te sorprenderás de lo que puedes hacer en ese tiempo.

Un consejo: ser realista para no acabar frustrado.

Y dos: desconectarse. Ni teléfono, ni tele... "Las interrupciones son el enemigo número uno de la eficacia y van arañando poquito a poco nuestro tiempo", dice Tatham.

Otros son más radicales. Kondo afirma que solo seremos capaces de finalizar la tarea si lo hacemos de golpe "en un solo intento titánico". Eso implica dos pasos: tirar y guardar. Por este orden.
Guardar crea la ilusión de haber resuelto el problema. Pero el desorden sigue creciendo debajo de las tapas de las cajas donde lo ocultamos. "No lo ves, pero el caos sigue allí".


  • Lo sentimental, para el final
¿Qué será más fácil, empezar por colocar la despensa o los álbumes de fotos? Sin duda, lo primero. Con los recuerdos, el asunto se complica porque no existen criterios objetivos.

Según Kondo, hay tres factores que dan valor a las pertenencias: función, información y apego emocional.

Cuando se añade el elemento de rareza, se multiplica la dificultad para desprendernos de ello. Por eso el proceso será más fácil si empiezas con cosas que no supongan demasiado conflicto.

Por el contrario, las fotos y las cartas, por ejemplo, son únicas e imposibles de reponer por lo tanto deben dejarse para el final.

"Irás afinando poco a poco tus habilidades para tomar decisiones y acabará por parecerte sencillo", asegura.


  • Guardar o tirar, esa es la cuestión
Aquí lo crucial es elegir bien el criterio que nos ayude a dirimir el dilema. Está el criterio del tiempo (¿has usado esto en el último año?); el criterio de cuánto es suficiente (¿cuántas sartenes o cacerolas juzgas suficiente?); el criterio del placer (¿es bonito y te produce placer poseerlo?¿te proporciona energía cuando lo miras o lo utilizas?).

Para la autora de La magia del orden, el mejor criterio para elegir es saber qué es lo que nos hace felices o nos produce alegría.
"La noción de lo superfluo varía de una persona a otra. Pregúntate qué emociones te despierta determinado objeto". ¿Esos pantalones de la talla 36 que no usas desde hace años? mejor hazlos desaparecer porque solo sirven para hacerte sentir culpable. ¡Adiós!


  • No te metas en territorio ajeno
O lo que es lo mismo, aunque estés en plena fiebre organizadora y le hayas cogido el truquillo al asunto de guardar, tirar, guardar, tirar... no debes caer en la tentación de traspasar fronteras. Por mucho que el cuarto de tu hijo sea una leonera o que los trasto que va esparciendo tu chico/a te desesperen, organizar sus cosas no te concierne (y mucho menos tirarlas).

Tendrás que limitarte a predicar con el ejemplo, y dejar que el virus del orden se propague.

"Desechar las cosas que te sobran a ti es la mejor forma de lidiar con una familia desorganizada. Cuando alguien empieza a organizar se produce una reacción en cadena", asegura, optimista, Marie Kondo.


  • Agrupa tareas
Un buen consejo para planear de manera inteligente, simplificar nuestra vida y ahorrarnos un buen montón de tiempo es agrupar las tareas semejantes, porque requieren un estado de ánimo similar (por ejemplo, el nivel de concentración, esfuerzo y habilidades implicadas es diferente para revisar y archivar el papeleo que para despejar de trastos el garaje).

Del mismo modo, reuniendo las tareas que requieren desplazamiento, economizamos tiempo y dinero.
Por ejemplo: hacer compras, pasarte por correos, aprovechar para dejar en el punto limpio los trastos que deseas tirar, acometer tareas burocráticas y administrativas... Con una buena planificación perdemos menos minutos en colas, esperas, desplazamientos y transporte. Eso sin contar que todas estas tareas son enervantes, fuente de estrés y muchas veces muy frustrantes así que ganas energía y buen humor.


  • Pon en práctica nuevas rutinas
La coach Joanne Totham enumera algunas prácticas fáciles de adoptar y que una vez puestas en marcha se convertirán pronto en hábitos.

Uno: por cada cosa nueva que entre (sea comprada o no), una debe salir. Si te regalan un libro, regala a tu vez uno de los que ya tienes; si compras una camiseta nueva, deshazte de alguna de las viejas.

Dos: emprende sin demora ni aplazamientos las tareas rápidas que llevan menos de un minuto: tirar la publicidad del buzón al cubo del papel, colgar el abrigo en la percha al llegar a casa en lugar de tirarlo sobre una silla, fregar (o al menos llevar al fregadero) la taza del café...

Tres: instala una bandeja en la que depositarás aquellas tareas que reorganizarás, sin falta, una vez por semana: las facturas, el correo...





La mayoría de las veces, el desorden externo se corresponde con un desorden interno. Si tu mente está ordenada buscarás poner en orden lo exterior.
Y por el contrario, ordenar lo que te rodea puede ayudarte a restablecer el orden en tu mente, brindándote una sensación de paz.

No te desanimes si no logras ordenar todo en un día.
Antes de poder ordenar el exterior, habrá que cambiar la forma de pensar y adquirir nuevos hábitos.

El tener tus cosas en orden es satisfactorio, tu tranquilidad mental aumenta y por tanto, tu autoestima también se incrementa. Vivir en orden te hace sentirte mejor contigo mismo.



La magia del orden en nueve pasos

La japonesa Marie Kondo se ha convertido en un fenómeno súper ventas gracias a su libro sobre cómo organizar el hogar

La gurú de la organización ha conseguido vender millones de ejemplares de sus libros en todo el mundo con aseveraciones como estas: “Cuando experimentes lo que es tener una casa realmente ordenada, sentirás cómo se ilumina todo tu mundo”; “ordenas tu casa, pero también ordenas tus asuntos y tu pasado. El resultado es que puedes ver con claridad lo que necesitas y lo que no”.
Lo tiene clarísimo, quizá porque cuando otras niñas jugaban a la comba ella pasaba las horas embelesada con revistas de decoración.
Sin embargo, al otro lado de la barrera las preguntas se acumulan: ¿No habíamos quedado en que el desorden estimula la creatividad? ¿Es el orden una prioridad para los seres humanos, como parece indicar el aluvión de artículos y manuales en el mercado? Y, sobre todo, ¿no es el orden total, el de casa y el de la vida, una utopía inalcanzable?
“Las habilidades que construyes cuando aprendes a ordenar tu casa pueden influir en el resto de tu vida de muchas formas positivas”, responde Kondo a Verne por email. “Nuestras vidas son muy complicadas, y a menudo tiran de nosotros al mismo tiempo en diferentes direcciones, como un calcetín en dos pies. Por eso, para la mayoría de la gente es más sencillo pasar a otra cosa nueva que simplemente centrarse en hacer una única cosa de la forma correcta. El resultado es una falta de organización”.


En lo que se refiere a la creatividad que presuntamente surge del caos, (pensemos en la famosa y amontonada mesa de Einstein, por ejemplo), la autora recomienda mantener un espacio en casa o en la oficina donde guardar cosas que inspiran y ayudan a obtener resultados. “Pero estos objetos deben mantenerse en esta zona especial, donde se encuentran fácilmente. Y si inspiran felicidad, deben estar a la vista en casa”.
Casada y sin hijos (lo cual ayuda a mantener las cosas en su sitio) Kondo se ha convertido en una autora de culto en Estados Unidos, con grupos de Facebook donde los fans comparten trucos y fotos de cajones impecables y utilizan su nombre como un verbo sinónimo de ordenar, tipo “voy a Kondear mis camisetas”. Su manifiesto se apoya en muchas bolsas de basura donde depositar los objetos a descartar y trucos como los que exponemos a continuación:


1. Primero, desecha
Todo se reduce a dos tareas: eliminar cosas y decidir dónde guardarlas. “Son solo dos tareas, pero la eliminación debe ir primero. Asegúrate de concluir la primera tarea antes de empezar con la siguiente”, escribe Kondo. ¿Y cuál es el criterio para decidir qué desechar? La pregunta que viene a continuación.


2. ¿Produce felicidad?
Esta es la piedra angular de la filosofía de Kondo: descartar todo lo que no produzca alegría. “Creo que deberíamos rodearnos únicamente de aquello que nos trae felicidad. Para algunas personas serán un montón de cosas. Para otras, solo un puñado”, dice la autora. “La clave es trabajar para identificar aquello que verdaderamente produce dicha, y para la mayoría de la gente no es fácil. Pero es la mejor manera de asegurarnos de que vivimos con aquello que nos satisface. Y en la cantidad justa”.



3. Ordena por categoría y no por ubicaciones
En lugar de ir ordenando habitación por habitación, Kondo recomienda centrarse en una categoría. Por ejemplo, ropa (que a su vez tiene subcategorías como deportiva o zapatos), libros o papeles. En este caso, el orden sí altera el producto.
Empieza con la ropa, continúa con los libros, papeles y objetos varios, y termina con los de valor sentimental. “Si reduces tus posesiones en este orden, tu trabajo fluirá con una facilidad sorprendente”, asegura. “Al empezar con las cosas fáciles y dejar las más difíciles para el final podrás afinar poco a poco tus habilidades para tomar decisiones, y así acabará por parecerte sencillo”.
Por cierto: ¿Eres de los que utilizan en casa la ropa que no les gusta, o se ha quedado vieja para la calle, como las mallas desgastadas? Error. “No me parece bien conservar ropa que no nos gusta para andar por casa. El tiempo que pasamos en casa es una parte preciosa de la vida. Su valor no debe cambiar porque nadie nos ve”.


4. Hazlo de una vez
“Algunos creen que esto es un proceso que nunca termina, y que hay que hacerlo todos los días”, dice Kondo. Su método es extremo: la purga debe hacerse de una vez, de un tirón, para “cambiar la mentalidad drásticamente”. No hay una pila de objetos dudosos; nada queda para después.

 Justo lo contrario de lo que suelen recomendar otros expertos, que abogan por adquirir el hábito de hacer un poco cada vez. “Si organizas un poco cada día, nunca acabarás”, dice Kondo.


5. Trata a las cosas como si fueran personas (o casi)
“Nunca jamás hagas una pelota con tus calcetines”, escribe en su libro. “Sufren una buena paliza en su trabajo diario. El tiempo que pasan en tu cajón es su única oportunidad de descansar”. En el universo Kondiano, las cosas están vivas, o casi. Un planteamiento que dejará estupefacto a muchos lectores, y que ella justifica así: “No creo que deba haber ninguna competición en nuestro corazón entre cosas y personas. Si valoramos los objetos que nos importan, y los tratamos bien, no solo durarán más y nos darán más placer; también podemos aprender incluso a ser más amables y generosos con las personas”.


6. Rechaza los productos de almacenaje, y usa cajas de zapatos vacías
A diferencia de otros gurús de la organización, que recomienzan hacerse con un ejército de productos de almacenaje, Kondo cree que estos no son más que una trampa, ya que resuelven el problema solo de forma superficial. No necesitas comprar separadores ni nada por el estilo. “Puedes solucionar tus problemas de almacenamiento con cosas que ya tienes en casa. El objeto más común que yo uso son cajas de zapatos vacías”.


7. Ropa de temporada
La costumbre de empaquetar la ropa de temporada, asegura Kondo, está obsoleta, ya que con el aire acondicionado en verano y la calefacción central en invierno los hogares y oficinas están menos expuestos al clima exterior. “Ya es hora de abandonar esta costumbre y tener toda nuestra ropa lista para usarla todo el año sin importar la estación”.


8. No dejes que te vea tu familia
“Recomiendo de manera especial a mis clientes que eviten ser vistos por sus padres y familiares. A los padres les angustia mucho ver lo que desechan sus hijos. El volumen de las cosas puede hacer que los padres se pregunten ansiosamente si sus hijos podrán sobrevivir con lo que les queda”, escribe Kondo. ¿Y qué decir de ese trasvase de ropa entre madres e hijas? Su respuesta es un tajante no.


9. Qué hacer cuando no puedes desechar algo
Por ejemplo, las tacitas de té de la abuela, que has ido cargando de mudanza en mudanza sin atreverte a usarlas nunca de horrendas que son. Ese vestido que te encantaba pero que ahora, después de haber sido mamá, te queda regular.
“Cuando te topes con algo de lo que no puedes desprenderte piensa con cuidado sobre su verdadero propósito en tu vida. Te sorprenderá cuántas cosas que posees ya cumplieron su función. Al reconocer su contribución y dejarlas ir con gratitud, serás capaz de poner en verdadero orden las cosas que posees y toda tu vida”.

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En resumen


Marie Kondo, la gran gurú del orden, ofrece en La magia del orden las claves para deshacernos de lo que sobra en nuestras vidas.  "Algo tan aparentemente trivial como hacer limpieza en el hogar", dice, "transforma la forma de pensar".

- Los beneficios según la autora, convertir nuestro hogar en un espacio ordenado acarrea cambios vitales: "también ordena tus historias personales.  Aprende qué quieres en tu vida, qué no y qué deberías dejar ir.  Ganas seguridad y confianza".

- Lo logramos al desembarazarnos de las pertenencias innecesarias y quedarnos "sólo aquello que nos hace felices" demanda únicamente un día de trabajo. "El proceso debe ser rápido y pasional.  Hay que dejarse llevar no por la nostalgia de querer conservar todo sino por la pulsión de guardar las cosas que realmente amamos, que nos dan alegría", explica.

- Cuando Marie habla de orden, en realidad, se refiere a organización.  "La organización efectiva - asegura - implica sólo dos acciones esenciales: tirar y decidir dónde guardar lo que conservo. La primera máxima es hacer el orden de un tirón y no en varias etapas". Aconseja empezar por la ropa, después libros y papeles, objetos, y , por último, lo sentimental (fotos, cartas, regalos, etc.).

- El resultado vale la pena, tiene un efecto liberador: "Cuando tu hogar está ordenado y limpio, no te queda otra que examinar tu interior.  Tan pronto comiences a organizarte, te verás obligado a reajustar tu vida y, por ende, ésta empiezará a modificarse para bien".


Fuente Marie Kondo; Víctor Jiménez - Psicólogo; Joanne Totham - Coach especializada en bienestar; Paula Aroca - La mente es maravillosa.

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