viernes, 9 de septiembre de 2016

Nuestro segundo cerebro, la inteligencia digestiva.





Dr Irina Matveikova


La Dr Irina es licenciada en Medicina. Ha cursado estudios de postgrado en medicinas naturales en Estados Unidos y la República Checa, de fitomedicina en Francia y Argentina, así como de métodos de desintoxicación corporal e hidroterapia de colon en Alemania.

Es autora de varios artículos sobre salud digestiva y nutrición funcional y de cuentos infantiles sobre plantas medicinales, así como de un diccionario de plantas medicinales en cinco idiomas.



El sistema digestivo posee una red extensa de neuronas, que se encuentra entre las dos capas musculares de sus paredes. La estructura de las neuronas digestivas es totalmente idéntica a la estructura de las neuronas cerebrales y tienen la capacidad de liberar los mismos neurotransmisores, hormonas y moléculas químicas.

El doctor M. Gershon estudió y analizó a fondo, durante treinta años de su carrera científica, la actitud y las conductas de las tripas humanas, y consiguió confirmar que nuestro sistema nervioso digestivo tiene su propia actividad cerebral e inteligencia.

La cifra de neuronas que se encuentran en la red del intestino delgado llega a situarse en nada menos que cien millones. Esta cifra representa, por ejemplo, un número considerablemente mayor que las neuronas de la médula espinal.

El cerebro de las tripas es la mayor fábrica responsable de la producción y del almacenamiento de las sustancias químicas conocidas como neurotransmisores, la mayoría de los cuales son idénticos a los que se encuentran en el sistema nervioso central (SNC), tales como la acetilcolina, la dopamina y la serotonina. Estas sustancias regulan nuestro ánimo, bienestar emocional y psicológico, y constituyen un grupo de sustancias esenciales para la correcta comunicación entre las neuronas y el sistema de vigilancia. Representan a las «palabras» en el idioma neuronal.

Gershon reveló que el 90 por ciento de la serotonina (la famosa hormona de la felicidad y del bienestar corporal) se produce y se almacena en el intestino. Allí regula los movimientos peristálticos y la transmisión sensorial. Y solamente el 10 por ciento restante de la serotonina del cuerpo se sintetiza en las neuronas del sistema nervioso central, es decir, en el cerebro superior.


Influencia emocional en ambos sentidos.

• Una situación de miedo terrorífico, un trauma o una situación de tensión emocional fuerte pueden provocar vómitos o diarrea o cortar la digestión por completo.

• Un estreñimiento acompañado de su hinchazón, te hace sentir que tu vida es «pesada» y problemática (la misma sensación que tiene tu estómago). Te quita las ganas de realizar actividades sociales y físicas. Aunque no lo creas, el estreñimiento crónico nos convierte en pesimistas sarcásticos, baja la libido y limita la vida sexual. Un estado de estreñimiento, sea por una razón o por otra, puede suponer una falta de serotonina (o una baja
sensibilidad a esta hormona) producida por las neuronas del cerebro intestinal; esto limita la motilidad muscular digestiva y a su vez provoca una carencia de las emociones positivas. Por otro lado, el tránsito lento intestinal aumenta la sobrecarga tóxica del organismo.

• Algunas personas presentan un cuadro de supresión emocional, una falta de expresividad; no saben manifestar el afecto y, por eso, a menudo presentan una revolución interna: episodios de diarreas profusas, colon irritable y un sistema digestivo demasiado sensibilizado.

• Una buena deposición por la mañana, hecha con ganas y que te deje una sensación de placer por quedarte ligero y limpio, es una muy buena forma de empezar el día; te pone de buen humor, te llena de energía y promete todo lo positivo.


El concepto de cerebro digestivo en las filosofías orientales.

Hara, en las artes marciales japonesas, representa «el vientre, centro vital del hombre, océano del Ki». De ahí viene la conocida expresión hara-kiri, que significa corte del vientre, de la energía vital.

El cerebro intestinal coincide con el chakra o rueda de energía de la filosofía oriental, llamado también manipura o gema brillante. La palabra chakra significa rueda o centro de energía circular. Este chakra se sitúa unos 3 centímetros por debajo del ombligo y a una profundidad de unos 4 centímetros, en el centro de gravedad del cuerpo; y es el lugar donde se concentra la energía (fuerza, impulso) vital Chi, Ki, prana en el hinduismo, pneuma en la Grecia clásica.

Es el lugar donde la Vida Universal se expresa en Vida Existencial; se trata del centro del ser humano, cuerpo y alma incluidos. A diferencia de la fuerza movida por la voluntad (la fuerza del «hacer»), el Ki del vientre se siente y «se deja venir». Lo ideal es estar en contacto con ese centro (la tripa misma) y reunir «la fuerza».
«Estar centrado en el hara» equivale a un estado de salud y de integración óptima de todos los sistemas corporales, de la longevidad y del bienestar. Es un estado general de serenidad y de calma profunda, conciencia y razonamiento, poder personal y acción equilibrada. Este estado se puede promover a través de la meditación y de disciplinas psicofísicas como el Tai Chi, el Chi Kung o el Hatha Yoga, entre otras.

El cuerpo es un auténtico tesoro que tenemos a nuestra disposición y que solo funciona a plenitud si se le respeta y se le deja actuar sin agresiones externas que lo desequilibren artificialmente.



Las virtudes del sistema digestivo:
- Las emociones digestivas

Y una virtud más: el sistema digestivo detecta, procesa, canaliza y genera las emociones. «Sentimos con la tripa»: con la tripa somatizamos las emociones y el estrés, presentimos e intuimos muchos hechos; dentro de ella ocultamos los miedos y guardamos los recuerdos infantiles... Notamos un cosquilleo placentero que invade la barriga al recibir una buena noticia.

Y sabemos que las situaciones de tensión y de miedo hacen que el estómago se encoja dándonos la sensación de que un ratón corroe nuestras entrañas.

La reacción emocional puede llegar a producir náuseas, vómitos, diarrea o, por el contrario, bloquear todas las funciones digestivas.

Tenemos un cerebro digestivo o sistema nervioso entérico con millones de neuronas que tienen poder para influir a través de sus múltiples neurotransmisores tanto en nuestra digestión como en nuestro estado psicológico.


Emociones y digestiones.

- El síndrome del colon irritable.

El síndrome de colon irritable está altamente vinculado al estado psicoemocional de la persona, hasta el punto de ser considerado más como un trastorno psicológico que digestivo. Existen estudios que demuestran el desarrollo de SII (síndrome de intestino irritable) en aquellas personas con antecedentes de trauma infantil, maltratos y episodios de violencia.

Se ha constatado que las neuronas entéricas (las células del sistema nervioso digestivo, las neuronas del segundo cerebro) liberan varios neurotransmisores, siendo los más importantes la acetilcolina, la norepinefrina, el óxido nítrico, el péptido intestinal vasoactivo y la serotonina.

La serotonina está producida por las células enterocromafines que tapizan el epitelio gastrointestinal. Estas células se activan ante estímulos de presión, como, por ejemplo, los causados por el paso del bolo alimenticio por el tubo digestivo, y la serotonina que se segrega excita los nervios que rigen el reflejo peristáltico. Se ha demostrado que el 90 por ciento de la serotonina corporal, el neurotransmisor que influye en el estado de ánimo y que produce la sensación de calma y bienestar, está producida por el cerebro entérico, el cual es capaz de sufrir sus propias neurosis.

Los científicos consideran que el sistema nervioso entérico (nuestro segundo cerebro) puede memorizar ciertas emociones y sufrir de estrés. Entonces las neuronas intestinales no solo controlan la digestión; ellas también producen sustancias psicoactivas que influyen en el estado anímico y además sintetizan benzodiazepinas, que tienen efecto tranquilizante.

Todo indica que el síndrome de colon irritable se origina en el cerebro intestinal o bien que este se halla implicado de manera fundamental. Los síntomas intestinales traslucen la personalidad y los conflictos psíquicos. La inseguridad, el miedo, la rabia, el control y otros factores similares producen retención y el consiguiente estreñimiento, úlceras intestinales o colon espástico.

En el intestino, donde se conectan las realidades interna y externa, se pueden retener aspectos de la propia personalidad que da miedo liberar.

Las emociones desempeñan un papel fundamental en los trastornos entéricos. Casi todos los pacientes con síndrome de colon irritable presentan problemas mentales y emocionales, como ansiedad, fatiga, agresividad, depresión o alteraciones del sueño.

Una teoría sostiene que los afectados -en sus cerebros digestivos- aprendieron durante la infancia a desarrollar molestias para hacer frente a situaciones de estrés. Digamos que provocaban un cambio de escenario: de esa manera conseguían que la preocupación por el síntoma físico dejase en segundo plano cualquier otro problema o dificultad.


Los tratamientos alternativos.

El tratamiento del intestino irritable desde el enfoque de la medicina holística comienza, en primer lugar, por una terapia local: la hidroterapia de colon. Su objetivo es el siguiente:

Desintoxicar y limpiar las paredes intestinales de los residuos antiguos y los gases acumulados, despegando los elementos endurecidos y concentrados allí durante muchos años y que pueden irritar la mucosa.

Descongestionar el intestino grueso para obtener un tránsito adecuado.

• Activar los procesos de regeneración del revestimiento de la mucosa intestinal.

Equilibrar la ecología y el pH intestinal.

• Relajar los espasmos y contracturas musculares, equilibrar la motilidad intestinal.

Disminuir la irritación y la hipersensibilidad local intestinal.

El tratamiento local ayuda a la mucosa intestinal a cicatrizarse y calmarse y representa un modo rápido y eficaz de influir en un ambiente intestinal demasiado agresivo, ácido y poco ecológico.


Recomendaciones dietéticas.

Si por alguna razón no puedes realizar una limpieza de colon, por lo menos te recomiendo aplicarte una dieta y seguir con suplementos después de los episodios de diarrea.
Ejercicios de relajación, respiración y masaje abdominal también son de gran ayuda.
Esto te ocupará unos quince o veinte minutos al día, pero la tripa te agradecerá este cuidado.
Si quieres aprender a hacer estos ejercicios, encontrarás la información en
www.inteligenciadigestiva.com

La dieta recomendada para el tratamiento del colon irritable, que consta de
suplementos probióticos (productos naturales que contienen una concentración terapéutica de las bacterias «buenas» de la microflora intestinal), remedios naturales y limpiezas, es la siguiente:

Excluir totalmente: productos derivados de harinas blancas y de trigo (pan, pasta, cereales de trigo, productos empanados), cualquier leche natural, azúcar y productos azucarados, bebidas gaseosas, cervezas, alcohol en general, verdura cruda (salvo que esté triturada como para un puré o batido), legumbres, tomates, pimientos y berenjenas; naranjas; productos integrales con mucha fibra, salvado o sus semillas, frutos secos (salvo triturados), salsas y condimentos comerciales, productos fuertes y grasos como embutidos, frituras, quesos curados y semicurados...

• ¿Qué se puede comer? Carnes sin grasa y pescados preparados al horno o a la plancha, verdura a la plancha, cocida, asada, mejor en forma de cremas y purés, productos lácteos fermentados como yogur, kéfir, quesos frescos, cuajada; arroz blanco, avena, un poco (dos rebanadas con el desayuno) de pan de centeno o de espelta, patata; fruta sin piel, miel. Se puede sustituir el pan por las tortitas de arroz o maíz, comer verdura y arroz acompañados con las proteínas sin grasa, cereales de avena o de arroz con leche vegetal, yogures y fruta.

• ¡Importantísimo! Comer lento, masticar bien, beber por lo menos 2 litros de agua, muchas infusiones y fraccionar las comidas: comer poca cantidad cada cuatro horas. Hay que darle un respiro y una oportunidad a tu sistema digestivo, recuperarse bien después del terremoto que ha vivido
Además, tomar suplementos probióticos que contienen unas cantidades importantes de bacterias vivas y de fibra hidrosoluble (que forma
un gel con el agua) tipo plantago, inulina o lino (más información en la web).

Para marcar una notable diferencia seguir con la dieta y con las prescripciones por lo menos un mes. Si no puedes, sería recomendable unos cinco días posteriores al brote agudo de colon irritable que has vivido. ¿Por qué cinco días? Porque es el tiempo mínimo para el revestimiento de nuestras mucosas digestivas. Suponemos que cada cinco días el cuerpo regenera nuevas células y recupera las mucosas.

¿Has observado alguna vez a los animales (tus mascotas, por ejemplo), cómo superan sus problemas y enfermedades digestivas? Es muy curioso, porque ellos actúan a un nivel muy intuitivo percibiendo las señales de su cerebro intestinal. Normalmente los gatos y perros, cuando enferman, ayunan, dejan de comer lo que sea, beben mucha agua, se acuestan y duermen mucho, dándose todo el tiempo y el espacio necesario para la curación; los gatos buscan las hierbas frescas y las comen, a veces para provocar el vómito que les ayuda a limpiarse; y los perros de repente muestran interés por las verduras.



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Algunas pautas prácticas
- Remedios naturales

1. El magnesio: como suplemento alimenticio o consumido con aguas minerales especiales, mejora y «ordena» el tránsito intestinal, estimulando la musculatura del tubo digestivo, «obligándole» a realizar unos movimientos suaves y cíclicos y así promover los restos alimentarios en la dirección correcta. El magnesio «entrena» al sistema digestivo para tener una motilidad organizada sin provocar ninguna irritación adicional de la mucosa;
igualmente alcaliniza el cuerpo y tiene efecto «antiestrés» a nivel del sistema nervioso entérico. Además, este mineral activa la función de la vesícula y de las vías biliares hepáticas.

Hay que tener mucho cuidado con las dosis de magnesio y la elección de su forma química, pues, en dosis no adecuada y formas más activas (tipo sulfato de magnesio), puede acelerar demasiado el ritmo intestinal y provocar deposiciones blandas. Sin embargo, en su forma de carbonato o de oligoelemento, el magnesio puede ayudar a controlar «los altibajos anímicos» de tu tripa. Te recomiendo siempre consultar antes a los profesionales de la salud para asegurarte las dosis y las características del magnesio que mejor se adaptan a ti.

2. La cáscara en polvo del psyllium, plantago ovata: es una planta que presenta la característica de ser una fibra hidrosoluble que con una buena dilución en agua forma un gel, que, pasando por la tubería digestiva, lubrica y protege las paredes, hidrata y estimula suavemente los músculos intestinales. Por otra parte, esta fibra sirve como buen elemento de nutrición para la microflora intestinal e impide la absorción elevada de toxinas. En caso de las diarreas, el plantago ayuda a «apagar» la irritación y a darle forma a las deposiciones.

En los casos de estreñimiento funciona como un laxante de masa: llena el espacio intestinal y por aumentar su volumen aplica una presión suave al intestino desde su lumen; esto estimula los músculos de su pared y provoca «olas» que aceleran la motilidad. A veces, los pacientes tienen problemas intestinales tan graves que el psyllium no produce en ellos ningún efecto positivo y puede llegar a aumentar la sensación de hinchazón.

3. Otra forma de lubricar y desinflamar puede ser tomar semillas de lino enterasmolidas, previamente remojadas en el agua. El lino libera los mucílagos, que tienen propiedades cicatrizantes y calmantes sobre las mucosas; al ser una fibra hidrosoluble y con efectos nutritivos, ayuda además a regular el tránsito.

4. Hay muchos mitos alrededor de la famosa y poderosa planta aloe vera.
Utilizarlo en forma de planta viva o en fórmulas frescas preparadas de manera artesanal. La lista de las propiedades mágicas del aloe vera es interminable y la historia de su uso tiene miles de años. La pulpa de aloe tiene efectos antiinflamatorios, cicatrizantes y calmantes sobre el sistema digestivo; ayuda a recuperar el equilibrio del pH, mejora la microflora intestinal, cura las erosiones y ulceraciones; es excelente en casos de alergias e intolerancias.

Todas estas propiedades se corresponden solamente con la parte interna suave de las hojas de aloe vera. Es muy importante saber utilizar solo la parte interna de las hojas frescas de aloe vera; la pulpa gelatinosa y transparente que se observa al cortar la planta.
Hay que extraer la parte interna y eliminar toda la piel verde, densa, oscura de las hojas. La pulpa de aloe se puede triturar y mezclar con miel, vino, agua o tomarla de forma concentrada, pero no más de una cucharada sopera de la preparación fresca antes de cada comida principal.
También se puede utilizar en las ensaladas o en batidos variados. Sin embargo, la piel de aloe vera tiene compuestos amargos, que actúan como un laxante irritante, por eso en los herbolarios los preparados de aloe vera frecuentemente se recomiendan para el estreñimiento.

No es bueno utilizarlo para el colon irritable y mucho menos durante un tiempo prolongado. Repito, solamente su parte interna -todo lo contrario de la piel- es calmante, curativa y antiinflamatoria. Hay que asegurarse de que la fórmula de la preparación que vayas a comprar no lleve restos de la piel de la planta o, mucho mejor más sano, tener en tu casa una planta, ya que no es nada caprichosa y crece bien. De este modo, puedes utilizar sus hojas según tus necesidades.

5. En aquellos casos de cuadros compatibles con neurosis aguda intestinal, se pueden utilizar con muy buen efecto las siguientes plantas medicinales: valeriana, pasiflora, amapola de California, lúpulo e hipérico.

6. En algunos pacientes las infusiones de menta tienen un efecto antiespasmódico significativo. El aceite de peppermint encapsulado ha demostrado ser bastante eficaz en más de dieciséis estudios clínicos controlados, hasta el punto de que algunos investigadores, cuando el síndrome del colon irritable no va acompañado de diarrea o constipación muy graves, consideran este producto como un fármaco de primera elección.

El tratamiento con los remedios naturales, ha de durar unos dos meses por lo menos. Es el tiempo necesario para tener un buen efecto terapéutico, pues las plantas medicinales son en general más suaves en su acción en comparación con los fármacos y tardan en acumular sus niveles curativos en el organismo. La toma de medicaciones alternativas y complementarias constituye un ritual y una reconexión diaria con la naturaleza; hay que confiar, ser riguroso con la dosificación y tener paciencia.


El estómago.
- Las emociones y el estómago.

Existe un vínculo importante entre el estómago y las emociones, nuestro estado psicoemocional y nuestro estado digestivo.
Ya en tiempos antiguos, las dificultades digestivas se asociaron con problemas psicológicos y se tenía en consideración la influencia de la mente sobre el estómago. Desde entonces hasta hoy sabemos que el estómago se cierra en un puño o un nudo en las situaciones de miedo, luto, estrés, tristeza. Perdemos apetito con la tensión emocional y cuando nos enamoramos.



Los malestares del estómago y los tratamientos complementarios.

1. El reflujo gastroesofágico y la hernia de hiato. Al final de esta entrada te puedes descargar el libro y leer lo que aparece en su capítulo específico el 11, página 111.

2. La infección por la bacteria Helicobacterpylori.
Una vez confirmada y diagnosticada, se trata con antibióticos; en la opinión de la Dr Irina, hay que hacerlo con rigor y constancia. Esta bacteria es muy resistente y puede provocar muchos problemas para la salud. Es mejor tratarla bien.

Una vez erradicada la bacteria, es imprescindible (desde el punto de vista de la medicina integrada) realizar un tratamiento de dos meses con los probióticos (suplementos de las bacterias buenas) para recuperar la microflora intestinal y considerar la realización de un drenaje hepático como tratamiento desintoxicante posterior a la antibioticoterapia. Otro tipo de prescripciones dietéticas y naturales tienen que ser personalizadas.

3. Gastritis erosiva o simple.
Su tratamiento es más serio, y para poder obtener un resultado bueno y duradero hay que empezar estrictamente con una dieta como la «de los niños», y además, preferiblemente alcalina; y por lo menos seguirla durante una semana.
Esto significa comer frecuentemente: cada cuatro o cinco horas, y por tanto hacer de cinco a seis comidas diarias; ingerir pequeñas raciones, todo en cremas, puré, sopas, batidos, papillas, zumos, líquido o triturado; cocinado al vapor, hervido o al horno; evitar los picantes y los productos con mucha grasa y las salsas, prescindir de las verduras de color rojo y limitar
las frutas a dos piezas al día.

Hay que comer las carnes y los pescados en forma de albóndigas o cocidos, mucha verdura de color verde (que es alcalina), hervida, triturada, no cruda (salvo batidos), limitar las pastas, el trigo y los cereales (excepto las papillas para adultos y la avena).
Al cabo de una semana se pueden añadir otras texturas y sabores, siempre evitando los productos fuertes, picantes y procesados.

En medicina natural se aprecia mucho la patata y su efecto alcalino, calmante y cicatrizante; cuando se padece una gastritis aguda es un buen alimento tanto en forma de puré, como cocida o asada. Un remedio antiguo y muy eficaz es el zumo de patata recién exprimido: hay que beber 150 mililitros en ayunas (se recomienda usar patata ecológica o preguntar por el zumo preparado en los herbolarios).

La preparación de una papilla con copos de avena hervidos unos cinco minutos en agua o leche, tomada con el desayuno (típico desayuno inglés con porridge), tiene un efecto relajante y calmante, regenera la mucosa estomacal y es un excelente empujón nutricional y energético.

La pulpa de aloe vera extraída de la planta fresca, tomada antes de las comidas principales, es un remedio estrella.

Las infusiones de salvia, tomillo, caléndula, manzanilla o la mezcla de todas ellas, bebidas antes y después de cada comida, alivian mucho las molestias y regeneran las mucosas.

4. Los espasmos del estómago, tanto emocionales como inflamatorios, se alivian con la infusión de menta peperina cargada y muy caliente, tomada lentamente en pequeños sorbos.

Existen estudios y publicaciones que mencionan los efectos de la menta sobre la disminución de la tensión dentro del espacio estomacal y la relajación muscular del sistema digestivo. En caso de un «nudo» o «dolor» espástico se pueden tomar tres gotas de aceite esencial de menta (natural y adquirido en un lugar especializado), mezcladas con media cucharadita de azúcar; hay que disolverlo lentamente en la boca y respirar hondo. Es importante no tomar el aceite esencial solo, sino con azúcar o miel.



El intestino delgado.   
- El intestino poroso y sus consecuencias.

En aquellas situaciones en que la mucosa del intestino delgado se encuentra seriamente afectada por alguna exposición a las toxinas o a ciertas sustancias químicas, bacterias o virus o por una disminución general de las defensas, tendrá lugar un trastorno que se llama alta permeabilidad intestinal.
Aparecen las brechas, los agujeros por la caída y la debilidad de las células y de repente la frontera se abre y todos pueden pasar; «la inmigración» se desborda por falta de control local. Las fracciones grandes de los alimentos penetran en el flujo sanguíneo (como si en lugar de las letras entraran las palabras enteras o troceadas). Eso produce una alerta general, la central inmunológica empieza a producir muchísimas tropas de anticuerpos (las células de la defensa de la sangre) contra todos los agentes que han entrado y a su vez comienza a grabar en sus datos las características de cada «invasor» para poder atacarlos rápidamente en un próximo encuentro.
Es una reacción exagerada y errónea, dirigida, como he comentado, contra los alimentos que traspasaron la mucosa del intestino delgado.
Y eso provoca un estado de intolerancias alimentarias determinadas; parece como si uno empezara a tener «alergias» a los alimentos.
Es un estado provocado, adquirido en una situación puntual.

Las intolerancias alimentarias no son alergias permanentes, sino una sensibilidad transitoria que tiene que ser diagnosticada y tratada.
Si quieres saber si tienes algún tipo de intolerancia alimentaria que te pueda provocar molestias, lo mejor es realizarte un análisis de detección de posibles intolerancias, en donde examinarán la presencia de anticuerpos producidos contra cada uno de los alimentos.
Es una prueba costosa y complicada, pero es fiable porque te analiza tu propia sangre con tus propios anticuerpos.
Al recibir los resultados, tienes que eliminar de tu dieta por un periodo de seis meses aquellos alimentos a los que se demuestre que tienes algún tipo de intolerancia. Es un tiempo adecuado para borrar la memoria inmunológica, eliminar los anticuerpos no deseados y regenerar la mucosa del intestino delgado. Realiza todo esto bajo la supervisión de un profesional.

Si no puedes permitirte el análisis, te propongo comenzar con una observación detallada y el seguimiento en un diario en donde tienes que apuntar todos los alimentos de los que sospeches que te provocan algún tipo de molestia; cuando ya tengas a «los sospechosos», elimínalos totalmente de tu dieta por un periodo de diez días, y después reintrodúcelos nuevamente uno por uno y observa la reacción de tu sistema digestivo o la dinámica de tu enfermedad principal. De nuevo te recomiendo, para tu propia seguridad, estar asesorado y acompañado en este proceso por un médico profesional en el tema.


El estreñimiento.

Recomendaciones nutricionales.

Como consejos prácticos, os doy una lista de los alimentos y suplementos que poseen propiedades laxantes y estimulantes del tránsito intestinal. Muchos de ellos no son de uso común en la dieta española, pero se pueden conseguir en los herbolarios, tiendas ecológicas y dietéticas:

Zumo de ciruelas con su pulpa: ingerir un vaso con el desayuno.

Ciruelas pasas (diez frutos secos): cubrir con agua y hervir durante cinco minutos a fuego lento. Se puede tomar todo como postre después de cenar o como merienda.

Orejones (unos diez frutos secos): cubrir con agua y hervir cinco minutos a fuego lento. Tomar como postre, aunque puede ser también con el desayuno o la merienda.

Zumo de remolacha ecológica: beber un vaso con la cena.

Ensalada de remolacha rallada y cocida con aceite de oliva y ajo (no como ensaladilla rusa y sin utilizar la mayonesa): tomar una ración con la cena.

Chucrut en zumo (lombarda y col fermentada): comerlas con moderación (dostres cucharadas soperas) antes de la cena.

Semillas de lino (dos cucharadas soperas): dejarlas en remojo en un vaso de agua durante unas ocho o diez horas, mezclar bien y beberse todo en ayunas (las semillas y el agua). Se puede tomar otro vaso antes de acostarse.

Aceite de oliva virgen (dos cucharadas soperas que se mezclan con el zumo de un limón recién exprimido): se toma unos quince minutos antes del desayuno.

• Pulpa triturada de la hoja fresca del aloe vera (sin la corteza): dos cucharadas soperas antes de cada comida principal.

Aceite de lino ecológico: tomar 1 cucharada soperas en ayunas y por la noche (se pueden utilizar 2 perlas de aceite de lino).



Respiración y Digestión.

En la mitad de nuestro torso, por debajo de los pulmones y del corazón, tenemos una separación muscular que sirve de frontera entre lo que es el pecho y el abdomen. Es el diafragma. Se asemeja a un paracaídas desplegado sobre el que se «apoyan» los pulmones y el corazón. Por debajo de él se alojan el hígado y el estómago.

El diafragma está diseñado para ser un músculo muy fuerte y resistente que trabaje sin descanso al ritmo de nuestra frecuencia respiratoria, descendiendo con cada inspiración y ascendiendo con cada espiración. Si respiramos correctamente, con la inspiración (la entrada del aire), el diafragma se aplana y desciende, dejando espacio para los pulmones, que se inflan con el aire, y presiona suavemente al hígado y al estómago hacia abajo; de esta manera, estimula el funcionamiento de todos los órganos digestivos y abdominales.

El movimiento amplio de la cúpula diafragmática genera una diferencia de presión entre ambas cámaras, el pecho (o cámara torácica) y el abdomen. Esta diferencia de presión es necesaria para que se produzca una buena circulación tanto del riego sanguíneo como del retorno venoso y linfático.
En el centro de esta cúpula (o el techo) hay orificios por los que atraviesan el esófago (este pasa por el agujero que se denomina hiato), los vasos sanguíneos de gran calibre y los «cables» nerviosos. Alrededor de estas «perforaciones», lógicamente, el tejido muscular de tipo circular y el tejido conectivo del diafragma son más delgados y delicados; son los puntos de mayor debilidad para la posible formación de una hernia. Entonces, cada inspiración implica el descenso del diafragma, que esto, a su vez, promueve el movimiento del contenido estomacal hacia su destino y previene el retorno y la regurgitación del ácido y el reflujo hacia el esófago. Por eso es imprescindible aprender a respirar y hacer ejercicios respiratorios para tener una correcta salud digestiva.

La respiración es una herramienta poderosa que puede ayudarnos a prevenir el reflujo, las hernias de hiato, la hinchazón, los espasmos intestinales y a controlar el tránsito intestinal.

Vamos a observar ahora mismo nuestra respiración: ¿cómo se encuentra?
Normalmente el respirar es algo obvio, cómodo, simple, automático e involuntario y no necesita nuestro control mental.

Ahora te pido una plena atención y observación de tu ritmo respiratorio.
¿Qué movimientos tienes cuando estás tranquilo y quieto? Puedes observar unas subidas y bajadas suaves y poco notables del pecho, ¿verdad?, generalmente en la zona superior del tórax, a nivel de los brazos o de los senos. ¿Y cómo está la tripa? Lo más probable es que esté «dormida y relajada», «no respire ni participe en el proceso». La zona abdominal parece estar fuera del acto respiratorio porque casi no se mueve ni con la entrada ni tampoco con la salida del aire. Y nos satisface mucho no molestar a la barriguita; habitualmente siempre le damos un espacio preferente, así sentaditos, con una leve inclinación hacia atrás, apoyando la espalda y dejando el vientre libre, sin apretar demasiado ni doblarlo.

¿Y cómo cambia tu proceso respiratorio si te aceleras de repente con la actividad física, estás alterado por el estrés, con un resfriado y fiebre o a causa de la pasión y excitación? En estas situaciones los movimientos respiratorios serán más frecuentes, superficiales y visibles por involucrar un montón de músculos en el proceso -todo el pecho, los brazos, el cuello, algo de la tripa-, pero igualmente puedes notar que la mayor parte de la respiración la situaremos esencialmente en el pecho.

¿Recuerdas cómo respiraban las damas en las películas antiguas, vestidas elegantemente y con escotes muy amplios? Es un tipo de la respiración que vamos a llamar pectoral.

Y ahora vamos a prestar atención a la respiración abdominal o diafragmática. Es aquella que involucra en los movimientos respiratorios al diafragma y a la pared abdominal, centrando la energía en el ombligo, por lo cual, con este tipo de respiración, el pecho no se mueve tan visiblemente con el ritmo respiratorio, y la tripa es mucho más participativa: se infla y desinfla continuamente. Llegar a entrenarnos para poder realizar de forma automática una respiración abdominal es clave en la salud y no solamente en la digestiva.
De esta forma, lograremos activar y oxigenar literalmente todo el cuerpo.
y la tripa, durante la inspiración, tiene que inflarse lentamente como un globo o una montaña y, durante la espiración, ayudar a eliminar todo el aire formando un hueco o un valle.

En la medicina tradicional china y, en particular en la práctica del Qi-Gong (chi-kung), la respiración consciente abdominal es la base de la curación y del equilibrio energético.

Los beneficios de la respiración diafragmática son múltiples:
- Un magnífico relajante del cuerpo y de la mente.
- Acelera la circulación venosa y linfática.
- Produce un masaje continuo de los órganos abdominales.
- Contribuye a la salud digestiva.

Cada inspiración abdominal genera un vacío que «aspira» los intestinos hacia arriba, conjuntamente con la pared abdominal, y los relaja con cada espiración. Constituye la mejor manera de estimular la motilidad intestinal y relajar sus espasmos. La diferencia de presión que se genera en el tope de la inspiración acelera el llenado y el riego de los órganos con la sangre oxigenada y, durante el descenso, en la espiración, se promueve la descarga venosa y linfática, que, a su vez, llega a ser de gran utilidad para el tema de las hemorroides.

Por otro lado, el vacío generado durante la inspiración y el movimiento del diafragma centra y empuja los contenidos líquidos del estómago y de los intestinos hacia el ombligo, ayudando, de este modo, a mejorar los procesos enzimáticos digestivos y a prevenir el reflujo.

En Australia han hecho un estudio con los empleados de una empresa de
informática y contabilidad, a los que les pidieron realizar una pausa de dos minutos cada tres horas de trabajo. Durante estos dos minutos el personal debía realizar ejercicios de respiración abdominal y de relajación. ¡Dos minutos y sin levantarse de su sitio! El ejercicio permitía oxigenar mejor todo el cuerpo, activar la circulación y la digestión, y el resultado fue una mejoría del bienestar, la energía, el ánimo y el nivel de la productividad intelectual.
De hecho, hay anuncios en la prensa australiana que recuerdan la necesidad de resetear tu energía y hacer pausas para respirar bien.

No hace falta pensar continuamente en tu respiración ni intentar controlarla o cambiarla de un día para el otro. Te propongo que adoptes un ritual, tu pequeño espacio personal dentro del día, un momento en el cual puedas «parar el mundo», desconectar, ponerte cómodo y estar tranquilo durante unos diez o quince minutos. Te pido que dediques ese tiempo solamente a la respiración. Si quieres, lo puedes considerar como tu forma de meditar o como un ritual/ejercicio de plena conciencia; un poder estar por completo en el «aquí y ahora».

Este es uno de los ejemplos de cómo puedes hacerlo:

Respiración Plena.
  • Prepárate mentalmente.
  • Piensa que es un momento solo para ti, cuyos beneficios vas a compartir con los demás. Te mereces un momento de tranquilidad, paz y bienestar. Si es posible, sobre todo mientras estás aprendiendo, elige un lugar cómodo.
  • Tu postura debe ser relajada, pero mantén tu espalda recta.
  • Si puedes, controla la luz, pon música, enciende una vela o incienso o simplemente imagina que estás en un bonito lugar.
  • Desabróchate el cinturón y cualquier prenda que sientas ajustada.
  • Procura que no haya interrupciones.
  • Si en cualquiera de los ejercicios notas una sensación de ahogo o mareo, respira normalmente.
  • Cierra los ojos.
  • Concéntrate en tu respiración.
  • Percibe el aire que inhalas y el aire que exhalas.
  • Durante las primeras cuatro o cinco respiraciones no hagas ningún cambio. Solo obsérvalas.
  • Toma aire lentamente por la nariz y dirígelo a la parte baja del abdomen, zona del ombligo, percibiendo y visualizando la bajada del diafragma.
  • La tripa se infla y el diafragma se mueve, permitiendo que se expanda la caja torácica.
  • En estos momentos el pecho y los hombros no deben moverse.
  • Sigue inhalando y siente cómo el aire va penetrando en la parte media y finalmente en la parte alta de los pulmones, hasta que el pecho finalmente se expanda.
  • Retén el aire unos instantes, sin forzar y sin tensarte.
  • Ahora déjalo salir lentamente por la boca.
  • Permite que se desinfle primero la parte alta de los pulmones, después la parte media y finalmente el estómago, mientras te dices: «Estoy bien, estoy relajado». Puedes ayudarte poniendo una mano en la zona de ombligo y la otra en el pecho.
  • Al inspirar, la mano del pecho no debe moverse hasta que la tripa se haya llenado de aire.
  • Al expirar, baja primero la mano del pecho y después la del estómago.
  • Repite el ejercicio entre cinco y diez veces.
  • Hazlo por lo menos dos veces al día, por la mañana al levantarte y por la noche antes de acostarte, hasta que logres que el ritmo sea natural, fluido y más relajado.
Recuerda que este tipo de respiración es la de los bebés. Así que todos hemos respirado así durante un tiempo. ¡Recupérala!
  • Cuando el aire entra en tus pulmones, imagina que es aire dorado o energía
  • luminosa y sanadora. Observa la respiración y piensa en ese aire dorado.
  • Siéntelo.
  • Sigue su recorrido.
  • Cuando sale, siente cómo se lleva consigo toda la tensión.
  • Tu cuerpo se afloja.
  • Imagínate que eres una muñeca o un muñeco de trapo. Tu cuerpo se siente cálido, ligero o pesado. Se siente relajado.
  • Cuando sientas que lo puedes hacer de una manera fluida y fácil, hazlo con los ojos abiertos en cualquier lugar en el que te encuentres, menos cuando conduces.



Dr-Irina-inteligencia-digestiva.pdf


Fuente Dra Irina Matveikova - Especialista en Endocrinología y Nutrición Clínica

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